Morgan Stanley Global Brands, en busca de la calidad de la marca

rojo - noticia
Joel Filipe (Unsplash)

Les queremos hablar de un fondo de los que son fáciles de explicar a los inversores ¿por qué? Pues porque tiene una filosofía de inversión muy fácil de comprender y que está al pie de la calle. Para muestra un botón: entre sus 10 mayores empresas en cartera se encuentran Nestle, Philip Morrris, Accenture y Microsoft entre otras. Son compañías conocidas por la mayoría de la gente y que sus negocios son reconocidos a nivel global. Es el Morgan Stanley Global Brands. Se trata de un fondo de renta variable global, con una cartera concentrada de 26 valores a día de hoy y con una baja rotación (media anual del 21%).

 

Sus apuestas son compañías que denominan "compounders", esto es, negocios de alta calidad, con ingresos recurrentes, y en las que los activos intangibles (principalmente la marca y su reconocimiento) son un elemento fundamental, lo que les otorga una posición dominante dentro de su sector. Para el estudio de estos atributos, tienen muy en cuenta el análisis de los siguientes factores:

 

- Marca reconocida a nivel mundial.

 

- Poseedoras de altas cuotas de mercado.

 

- Sectores con grandes barreras de entrada.

 

- Propietarias de patentes y licencias exclusivas.

 

- Fuerza publicitaria.

 

- Capacidad de innovación.

 

- Alta rentabilidad sobre un capital poco o nada apalancado.

 

De acuerdo con la visión del equipo gestor todas las características anteriores, permiten a las compañías tener poder de fijación de precios, obtener márgenes elevados con una baja intensidad de capital (en general, no realizan venta directa al consumidor, sino que se nutren de intermediarios para ello. De esta forma sus necesidades de capital no son tan necesarias). Una de las variables cualitativas que más en cuenta tienen a la hora de invertir en una compañía, es la calidad del equipo directivo de la misma. Este debe hacer un uso eficiente y disciplinado de los flujos libres de caja y evitar medidas cortoplacistas, tales como un recorte en los presupuestos de publicidad, investigación..., u otros potenciales que dañen la franquicia a largo plazo.

 

La combinación de esta filosofía de gestión con la adecuada selección de valores, da lugar a que la cartera muestre un claro sesgo hacia el sector de consumo recurrente (staples, que en la actualidad representa un 69,14% de la cartera). De acuerdo con estos criterios su exposición a determinados sectores queda condicionada:

 

- Financiero: nunca han tenido posición en bancos por sus bajos márgenes y por la dificultad de mantener de forma constante sus ingresos. Las apuestas que encontramos dentro de este sector son en aseguradoras y agencias de calificación crediticia.

 

- Tecnología: Históricamente la exposición ha sido baja, ya que es un sector con constantes avances e innovaciones, lo que hace que adquirir una posición de dominio sea complicado y de conseguirse, por norma general, suele ser durante un periodo de tiempo corto. En los últimos meses han incrementado la exposición en el sector, gracias a la incorporación de SAP, ya que consideran que la compañía se beneficia de las dificultades y costes que pueden encontrar las empresas que utilizan sus aplicaciones a la hora de sustituirlas, lo cual diluye el riesgo de innovación tecnológica.

 

- Energía: Se trata de un sector donde la fijación de precios viene marcada por la evolución de los precios de las materias primas. Las compañías se encuentran con grandes fluctuaciones en la cuenta de resultados.

 

La mayoría de las empresas que cumplen estos criterios son multinacionales, por lo que la distribución geográfica, no es tenida muy en cuenta. Más que en el origen de la empresa, se fijan en el origen de los ingresos, es decir la cuota de negocio que tienen a nivel regional. En cuanto a su posicionamiento actual a nivel país, y a pesar de ser consecuencia de la selección de compañías, refleja una sobre ponderación a EE.UU. (46,22%) y Reino Unido (28,86%). Destacar también la nula exposición al mercado japonés, por su alta exposición a bancos y tecnológicas, y porque la cultura corporativa nipona no es acorde la filosofía de los gestores (excesiva liquidez en balances y escasa retribución a los accionistas)

 

Desde nuestro punto de vista, se trata de una opción interesante a la hora de tomar posiciones en renta variable global con un perfil conservador, ya que la filosofía de gestión tiene como resultado una cartera con baja beta. En momentos de incertidumbre como el actual, nos puede aportar cierta protección necesaria ante correcciones del mercado.

 

 

Javier Monjardín Álvarez de Estrada, de Tressis