Lumix AgroDirect Fund: una novedosa apuesta por la inversión agrícola directa en Latinoamérica

Kamil Molendys, Unsplash

Participar en la producción de materias primas agrícolas en Latinoamérica a través de un fondo, cuyos inversores son dueños del trigo, el maíz o la soja que siembran y cultivan los agricultores locales y que después se vende en los mercados internacionales, es una realidad desde el pasado agosto. La idea, basada en los pool de siembra argentinos (locales, no estructurados como fondos y restringidos a foráneos), se ha materializado a través del fondo Lumix AgroDirect, un producto único en el mercado gestionado por Lumix Capital, con sede central en Suiza y presencia en Suramérica.

Participar en la producción de materias primas agrícolas en Latinoamérica a través de un fondo, cuyos inversores son dueños del trigo, el maíz o la soja que siembran y cultivan los agricultores locales y que después se vende en los mercados internacionales, es una realidad desde el pasado agosto. La idea, basada en los pool de siembra argentinos (locales, no estructurados como fondos y restringidos a foráneos), se ha materializado a través del fondo Lumix AgroDirect, un producto único en el mercado gestionado por Lumix Capital, con sede central en Suiza y presencia en Suramérica.

Gonzalo Fernández Castro, CEO de Lumix y perteneciente a la gestora desde junio de 2008, fue uno de los encargados de dar forma a la idea de participar en el negocio de producción de commodities agrarias en tierras arrendadas a través de un producto con retornos y contenido de tipo private equity pero empaquetado como un fondo de inversión abierto con liquidez anual.

Para ello, el partícipe, que debe ser un inversor profesional, tiene que desembolsar un mínimo de 100.000 dólares durante uno de los puntos mensuales de entrada y pagar un 2% de comisión de gestión anual, sabiendo que no podrá solicitar reembolsos hasta el 30 de junio de cada año. El estricto sistema de liquidez anual, uno de los hándicaps en un momento en el que se prima este aspecto, está justificado, según Fernández Castro, por el tipo de inversión. “Cada año diseñamos un programa productivo en tierras arrendadas destinado a captar el delta existente entre el precio de las commodities, una vez vendidas, y el de los inputs”, explica, con rentabilidades esperadas de entre el 15% y el 25%, incluido el 20% de comisión sobre los resultados anuales que cobra la gestora.

El contrapunto positivo lo pone el formato ABI (asset based investment) del producto, ya que los inversores son dueños de los cultivos, bienes tangibles en lugar de espejismos financieros.Así, la mayoría del fondo está invertida directamente en cultivos, si bien existe un porcentaje, de cerca del 20%, posicionado en commodity trade finance de materias primas agrícolas, lo que permite un mayor manejo de liquidez y contribuye a suavizar la rigidez aparente de su estructura. El porcentaje de cash suele ser residual.

Lumix recurre además a la diversificación geográfica y por cultivo para minimizar la volatilidad y los riesgos, buscando ampliar la exposición a diversas condiciones climáticas en las vastas extensiones de Argentina, Uruguay y Brasil, países donde invierte. “Además de la diversificación geográfica, contratamos puntualmente seguros contra eventualidades y desastres y contamos con un sistema de control y auditoría para evitar problemas”, explica Fernández Castro. El riesgo de ventas se limita vendiendo a futuro; de hecho, cuando empieza el año productivo ya suele estar colocado el 30% de los productos a un determinado precio, con lo que la volatilidad se reduce. Asimismo, el riesgo divisa se controla mediante una estructura de ingresos y costes que en la práctica está dolarizada, salvo por algunos costes denominados en moneda local. “Si hay devaluación de las divisas locales el fondo se ve beneficiado, pero si hay apreciación el impacto negativo se verá muy limitado”, afirma el gestor.

El fondo cuenta con un patrimonio de 1 millón de dólares de los gestores y sumará 20 millones más en marzo y abril, fruto de acuerdos con inversores institucionales de EEUU e Inglaterra, así como family office. Por el momento, no hay inversores españoles, pues la mayoría son suizos y del mundo anglosajón. Gestionado desde Suiza y domiciliado en las británicas Islas Vírgenes, centro offshore, el producto no tiene formato UCITS, pero existe un plan onshore para su conversión. “Estamos analizando una versión para facilitar la comercialización en Europa”, explica.

El fondo se basa en la teoría de que existe un desequilibrio entre oferta y demanda de commodities agrícolas tanto en el presente como a largo plazo, y esta última vendrá potenciada por tres vías: la alimentación humana, la del ganado y la producción de biofuel. La elección de los mercados se apoya en el potencial de producción, más que en su tamaño. “EEUU, la antigua Unión Soviética y Latinoamérica son los más grandes del mundo en cuanto a producción, pero en términos de potencial en el mediano plazo el plato fuerte es este último”.

Aun así, y aunque la cartera del fondo se centra en Argentina, Uruguay y Brasil, de cara al futuro pretenden expandir el negocio en EEUU, Europa del Este, Australia y África, para aumentar la diversificación y construir un producto más global. “Ya hay alianzas con algunas compañías estadounidenses que quieren repetir el modelo de negocio y avances con otras, pero el paso definitivo lo daremos más adelante”, confiesa Fernández Castro.