Los nuevos desafíos

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Arca

Si algo dejo en claro la crisis financiera del 2008, es que la  existencia de megabancos como pueden ser J.P. Morgan o el HSBC crean un gran desafío a los entes reguladores que no saben a cierta como blindar a la sociedad de las potenciales manipulaciones que pueden producirse cuando una institución es lo suficientemente grande como para poder afectar los precios de los mercados donde participa.

El escándalo causado la semana anterior por la revelación de los resultados de la investigación conjunta de los gobiernos de EE.UU., Inglaterra y Suiza a cinco grandes bancos internacionales acusados de manipular transacciones en el mercado internacional de cambios de moneda y que se tradujo en una serie de multas en el orden de los 4.500 millones de dólares, coincidió con un pronunciamiento del G-20, en el que se pide que bancos como los multados tengan niveles de capital que pueden llegar a ser el doble de los recomendados por el Acuerdo de Basilea.

La lógica de la recomendación es que existen 30 instituciones bancarias internacionales que dado su tamaño y nivel de la relevancia en distintos mercados, pueden llegar a producir perdidas que pondrían en peligro la salud del sistema financiero internacional.

Uno de los grandes problemas de los reguladores al tratar de controlar la participación de los megabancos en los mercados secundarios, bien sean de bonos, divisas o tasas de interés, es que estos son los grandes intermediarios que dan liquidez al sistema.

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