“Los fondos de gestión activa y los ETF no son productos excluyentes entre sí”

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Foto cedida

¿Fondos de gestión activa o ETF? Si un inversor tuviese que elegir, ¿con qué opción quedarse? “Creo que a medio y largo plazo es altamente improbable que un gestor activo sea capaz de batir al mercado, lo cuál no quiere decir que en determinadas situaciones sea preferible contratar un fondo gestionado de manera activa antes que un fondo cotizado”, asegura José García-Zárate, director de Renta Fija europea en Morningstar. “Dicho esto, no creo que los fondos de gestión activa y los ETF sean productos excluyentes entre sí”, recalca.

En el Morningstar ETF Intelligence 2012 celebrado en Madrid, García-Zárate explica cuáles son, en su opinión, las claves que un inversor debería tener en cuenta antes de decantarse por un producto u otro. En muchos casos todo depende del mercado por el que se quiera apostar. “En los emergentes, por ejemplo, la fuerte concentración sectorial de los principales índices bursátiles hace que merezca la pena pagar la comisión de gestión que traen aparejados los fondos activos, siempre y cuando encuentre un gestor capaz de crear un cartera que genere alfa”, afirma el experto.

Por el contrario, García-Zárate considera que en mercados muy líquidos, como el estadounidense o el europeo, resulta muy difícil encontrar gestores que hayan sido capaces de batir al S&P 500 o el Eurostoxx 50 a medio-largo plazo, por lo que el inversor debería plantearse si le compensa asumir dicho cargo. Pese a ello, el director de Renta Fija de Morningstar reconoce que todavía existen muchos prejuicios respecto a los ETF. “Nos encontramos cierta resistencia a la hora de operar. Algunos inversores no quieren pasarse a estos productos por una cuestión de costumbre; otros, por un mero odio irracional a los ETF”, apunta.

El experto recomienda a los inversores mantener una actitud vigilante. “Las sorpresas negativas suelen aparecer en tiempos de volatilidad. Es ahí cuando nos damos cuenta de que el responsable del fondo no hace una gestión acorde con lo que se espera de él, bien porque permanece demasiado tiempo en el mercado, bien porque vende demasiado rápido”. En este sentido, el experto también anima al inversor a asegurarse de que el modo en el que se maneja el fondo aplica una gestión de la liquidez similar a la suya. “Y es que, al final, todas las ineficiencias se van a traducir en costes adicionales para el cliente”, indica.

Sin embargo, se puede construir un fondo de fondos que combine productos de gestión activa con ETF. A la hora de hacerlo, García-Zárate aconseja seguir algunos pasos. “El primero es definir cuál es mi mercado ya que, si mi universo de inversión es cualquier tipo de activo, desde un punto de vista matemático no hay posibilidad de alfa: todo es beta”, asevera. “Los siguientes pasos serían definir cuál es el objetivo de la inversión y, posteriormente, construir una cartera en la que el gestor invertiría en ausencia de condicionantes adicionales: una vez hecho esto, lo que habría que hacer es añadir dichos condicionantes para así lograr rendimientos por encima del mercado”.

El director recuerda que antes de la aparición de los ETF, la réplica se podía hacer a través de futuros y swaps, si bien las limitaciones eran muy importantes. “El mercado de swaps, por ejemplo, puede ser muy opaco e ilíquido, además de llegar a resultar muy costoso. Ello, sin olvidar el riesgo de contrapartida. Esto es precisamente lo que han venido a suplir los ETF”. A su juicio, estos productos tienen la ventaja de cotizar como una acción normal, lo cuál “facilita la implementación de estrategias de inversión y ofrece exposición a cualquier tipo de mercado”.

Según García-Zárate, “allí donde exista un índice puede haber un ETF”. Además, el experto señala que esta clase de productos ofrecen exposición a mercados muy concretos. “En el caso del mercado de renta fija se puede utilizar estos productos para invertir en la parte corta, media o larga de la curva. Asimismo, esto se consigue de una manera mucho más económica, puesto que el coste de los ETF es, por lo general, mucho menor que el que trae aparejado cualquier otro producto tanto de gestión activa como pasiva”.

García-Zárate se define ante todo como un analista de ETF, en ningún caso como alguien que tenga la obligación de vender estos productos. Algunos factores que considera que los gestores deben seguir a la hora de estudiar los fondos cotizados son, entre otros, una visión o análisis fundamental macroeconómico, un riguroso estudio del índice que replica (sobre todo si se trata de uno de renta fija), el modo en el que se ha construido el ETF (si hace una réplica física, sintética, el riesgo de contrapartida) y los costes del producto.