Las razones de las gestoras para dar por hecho un tapering del BCE antes de final de año

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European Parliament, Flickr, Creative Commons

Una vez aclarada la situación política en Europa, poco a poco la atención de los inversores está volviendo a centrarse sobre la hoja de ruta que pueda seguir el BCE en los próximos meses. Son varias las razones para prestar más atención a lo que pueda decir la institución, que en los últimos meses ha mantenido una postura discreta, sin apenas anuncios relevantes que hacer durante sus reuniones mensuales. No es para menos, dados los signos de mejora del momento económico de la zona euro: el crecimiento del PIB de la zona euro se sitúa actualmente en el 1,7%, el IPC de la zona euro se situó en el 1,9% en abril (y la inflación subyacente, en el 1,2%), el desempleo en el 9,5% y con las empresas europeas registrando su mejor temporada de resultados en los últimos siete años.

En el marco de la I Conferencia de Estabilidad Financiera, organizada recientemente en Madrid por el Banco de España y el Centro de Estudios Monetarios y Financieros, el propio Mario Draghi afirmó en su discurso: “La zona euro está presenciando ahora una recuperación cada vez más sólida, guiada en gran parte por un ciclo virtuoso de empleo y consumo, aunque las presiones de la inflación subyacente sigan siendo limitadas. La convergencia de las condiciones de crédito entre países también ha contribuido a que la mejora se vuelva más amplia por sectores y países”.

Todos estos datos apuntan hacia una única pregunta: ¿cuánto tiempo más mantendrá el BCE su política monetaria acomodaticia? Los expertos empiezan a hablar cada vez más claramente de la posibilidad de tapering.

"El BCE se ha tomado un paréntesis para que se aclaren los resultados electorales en Europa”, comenta Anna Stupnytska, economista de Fidelity. Ésta sostiene que “la recuperación económica de la zona euro es una de las más sincronizadas de los últimos años y pude durar más, por lo que la política monetaria actual ya no es apropiada. El BCE necesita retirar la acomodación”. El principal obstáculo a esta maniobra de retirada, a ojos de la economista, sería la inflación, porque “no se está recuperando tanto como en otras regiones”.

El banco central actualmente está comprando 60.000 millones de deuda al mes – frente a los 80.000 millones anteriores-, y ha prometido mantener este ritmo al menos hasta septiembre, cuando revise el programa de adquisición de activos. “Esperaríamos algún tipo de tapering para 2018. Sin embargo, dado cuánto se ha beneficiado la renta fija de los estímulos, y la dependencia que han desarrollado los mercados de renta fija, al BCE le va a resultar muy difícil retirar todas sus medidas acomodaticias”, insiste Stupnytska, que concluye que “hay una probabilidad de que no pueda salir del todo". 

Es una opinión con la que coincide Ian Spreadbury, gestor también de Fidelity: “Al BCE le va a resultar muy difícil retirar sus estímulos. La causa es que tiene un problema técnico, pues al haber inyectado tantos estímulos a la economía - concretamente la operación de compra de bonos a gran escala-, ahora su retirada total le va a resultar muy difícil”. En consecuencia, “la tasa repo necesita continuar muy baja", afirma el experto. Spreadbury está al cargo del Fidelity Flexible Bond Fund.

¿Cuándo, como, con qué consecuencias?

Mark Dowding, gestor de Bluebay, se muestra más directo: Pensamos que el BCE retirará sus medidas acomodaticias con bastante lentitud. Anunciarán el comienzo de la retirada en la reunión de septiembre y ésta será muy gradual, se desarrollará a lo largo de 2018, porque entre medias la economía europea presenta desequilibrios que necesitan ser cerrados”.

“El BCE seguirá comprando bonos en 2018, y el volumen de bonos en su balance seguirá incrementándose aunque se reduzcan las cantidades de las adquisiciones”, matiza Dowding. Las previsiones que maneja descartan que “los tipos se muevan mucho en 2018”, y de hecho no espera que vuelvan al 0% “por lo menos hasta 2019”.

Por tanto, continúa el gestor, “el banco central necesitará tiempo para elevar los tipos y reducir el tamaño de su balance, y este hecho no va a ser negativo en términos de soporte técnico para la renta fija europea”. Dowding, que gestiona el BlueBay Investment Grade Euro Aggregate Bond Fund – calificado como Consistentes Funds People- asevera que “lo equivocado sería ponerse demasiado bajista demasiado pronto”.

Mauro Ratto, gestor de Pioneer Investments, también se muestra crítico con el alcance de las políticas monetarias ejecutadas hasta el momento: "La política de QE ha demostrado ser capaz de evitar que se agravase la crisis bancaria, pero no ha sido capaz de generar más crecimiento. De hecho, la velocidad de circulación del dinero prácticamente se ha colapsado en Europa". 

La crítica no se queda ahí, no obstante: "El QE del BCE ha generado distorsión en los mercados de renta fija al inflar los precios. Esto está afectando a la capacidad para calcular precios en función del riesgo. Si el BCE retira sus compras, será más fácil calcular la rentabilidad/riesgo de los bonos. La situación actual no es normal, y necesita ser normalizada", insiste el gestor. 

Para el experto, el principal riesgo que reviste la progresiva retirada de estímulos es que “cause una disrupción en la duración de la renta fija”. “Esto explica en parte el gran interés que están mostrando los inversores por fondos de renta fija flexible", añade Ratto, que de hecho está al frente de un fondo de renta fija sin restricciones, el Pioneer Funds – Euro Strategic Bond.

El experto concluye su análisis con una reflexión para el futuro de medio a largo plazo: “Se ha de tener en cuenta que el comienzo del tapering del BCE en Europa, cuando lo anuncie, supondrá el principio de la normalización. La Fed ya está subiendo los tipos de interés, por lo que si el BCE emprende su propia normalización y los tipos suben entonces se produciría un cambio en el diferencial Europa/EE.UU.. Esto supondrá un cambio dramático"

Mark Dowding se despide también con otra reflexión: “La unión monetaria no es un producto terminado. No será fuerte hasta que se consoliden la unión fiscal y la bancaria y habrá baches por el camino. Como inversores, necesitamos ser agnósticos respecto a cuál será el resultado final”