Las gestoras europeas implementan la ISR para gestionar el riesgo

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Victor L Antunez, Flickr Creative Commons

El motivo por el que las gestoras europeas están implementando prácticas de ISR o inversión socialmente responsable es el riesgo. Según los datos desvelados por la encuesta anual sobre la integración de criterios de este tipo por parte de gestoras europeas, elaborada por Novethic con el apoyo de BNP Paribas Investment Parners, un tercio las entidades señala la gestión de riesgos de largo plazo como principal motivo, por encima del desarrollo sostenible. La justificación ha ganado peso en los últimos tres años, en la medida en que los inversores son cada vez más conscientes de controlar el impacto económico de las crisis sociales y medioambientales.

Por el contrario, según muestra la encuesta (elaborada con la opinión de 115 instituciones financieras de 11 países que gestionan un total de 4.470 millones de euros), están cada vez menos motivados por utilizar la ISR para proteger su reputación o impulsar la rentabilidad, algo que señalan el 17% y el 9% respectivamente. Sin embargo, en España la principal razón para integrar la ISR es el desarrollo de un modelo más sostenible, además de la protección de su reputación, señalada por el 22%, el doble que en los últimos dos años. Entre los 18 encuestados en nuestro mercado con 66.800 millones bajo gestión, la gestión de riesgos no supone un factor decisivo (solo para el 11%), mientras ninguno ve la ISR como forma de mejorar su rentabilidad.

Pero, para Jon A. Aldecoa, consultor de Novaster, entidad encargada de elaborar la encuesta en España, los motivos no son excluyentes, sino que van evolucionando, y también se explican por la legislación de los distintos mercados. “Es una evolución natural: en un primer momento se valora la sensibilidad social pero después se toma conciencia de que la ISR ayuda a valorar los riesgos y, en un tercer estadio, ayuda a identificar las oportunidades de futuro y la forma de obtener una ventaja financiera a largo plazo”.

La razón por la que España aún está en la primera aproximación es porque la incorporación de la ISR está menos evolucionada, pero también por la legislación. “En el mundo anglosajón la ley obliga a dar una justificación económica de la ISR, en forma de reducción de riesgos o aumento de la rentabilidad”, explica.

Una práctica emergente

En general, el informe muestra que en España (donde los catalizadores son principalmente los planes de pensiones de empresas) la inversión responsable sigue siendo una práctica emergente, si bien la norma que obligará a partir del 1 de enero de 2013 a los planes de empleo a decidir si integran o no la ISR podría actuar como acicate. “El posicionamiento será obligado, lo que hace suponer que al menos las grandes abordarán la cuestión, también con la presión sindical”, explica el experto. De hecho, el 44% de las gestoras españolas indica que ha recibido presiones de los sindicatos para implementar estas prácticas.

Sea como sea, una muestra del gap que existe entre España y el resto de Europa es que solo un tercio de los encuestados ha formalizado aquí una política sobre la forma de incorporar dichos criterios, el 22% planea hacerlo en el futuro y el 45% carece de políticas. En Europa, el 61% de las firmas ya cuenta con una política de inversión responsable formal, frente al 42% de 2011, y el 20% planea incorporarla el próximo año. Políticas que suelen ser gestionadas a alto nivel, por los gestores senior en un tercio de los casos o incluso por la dirección, y a través de recursos externos.

Prácticas de inversión

Existe una gran variedad de estrategias de inversión responsable. Las más frecuentes en España son aquellas basadas en la exclusión por normas relativas al comportamiento de las empresas (relacionado con los derechos laborales, humanos, etc, marcados en las convenciones internacionales) y en la exclusión de algunos sectores por su actividad, con el 78% y 72% respectivamente, frente al 29% y 40% de un año antes. Los tres sectores más excluidos son armas, pornografía y juego. Las exclusiones basadas en esas normas de conducta, al igual que en España, dominan en Europa, con el 57% contando con listas definidas que excluyen compañías culpables de violaciones de los derechos humanos o daño ambiental.

Esta perspectiva se combina a menudo con estrategias de implicación, consistentes influir en la compañía para cambiar los aspectos que menos les gustan a través del ejercicio de los derechos de voto, por ejemplo, implementadas por el 54% de la muestra. En España, esa estrategia también cobra importancia: así, las entidades españolas valoran de igual forma la selección inicial de los emisores como la implicación que pueden tener en las empresas.

La crisis: acicate para la ISR en renta variable, pero no fija

Una de las conclusiones del estudio es que la crisis financiera tiene un impacto mixto en el desarrollo de la integración de las prácticas de ISR. La mitad de los inversores aprovecharon la crisis para desarrollar la integración de estos criterios pero sobre todo en renta variable. En total, los inversores europeos aplican los criterios ISR principalmente a las acciones (el 54% de los encuestados). El 45% los aplica a los bonos corporativos y el 31% a públicos, pero  solo el 15% ha hecho avances en sus metodologías utilizadas para calificar los países de la eurozona y su deuda desde el comienzo de la crisis.