“Las elecciones presidenciales estadounidenses también están contribuyendo al nerviosismo de los mercados”

Rob_Wescott
Foto cedida

En opinión de Robert Wescott, que fue asesor económico de Bill Clinton y hoy preside Keybridge y es miembro del Consejo de Asesoramiento Macroeconómico de Pioneer Investments, no es sólo el precio del petróleo, o la preocupación por la ralentización del crecimiento chino: las elecciones presidenciales estadounidenses también están contribuyendo al nerviosismo de los mercados.

Las razones de ese nerviosismo hay que buscarlas en la preferencia en las encuestas por los candidatos menos convencionales (Donald Trump y Ted Cruz) en el ala republicana, y en la escasa distancia entre Hillary Clinton y el más progresista Bernie Sanders en el ala demócrata. Así que habrá que prestar atención al desarrollo de las primarias estadounidenses que comienzan hoy en los Caucus de Iowa y tendrán su siguiente cita en New Hampshire el próximo 7 de febrero.

“Se trata de un situación novedosa, ya que normalmente las propuestas de los candidatos se mueven en una banda de expectativas razonables relativamente estrecha” afirma Wescott. Asimismo, recuerda que en caso de que Cruz o Trump arrebaten la candidatura presidencial a los candidatos más mainstream (y preferidos por los mercados) como Jeb Bush o Marco Rubio, y Hillary Clinton pierda a manos de Bernie Sanders, el ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, podría presentar su candidatura como independiente. Ahora bien, en su opinión, Bloomberg no se presentaría si Hillary Clinton se hace con la candidatura demócrata. Nos quedan todavía, unos meses llenos de incertidumbre.

En cuanto a los otros factores que pueden estar pesando en el difícil comienzo de año en los mercados, en opinión de Wescott, China no debe suponer un riesgo muy alto. “En el actual escenario, podría como mucho restarle medio punto de crecimiento al PIB americano”. Los efectos negativos se dejarían notar fundamentalmente a través de los mercados financieros, mientras que el impacto en Europa sería mayor por la caída de las exportaciones. En la economía estadounidense hay una dicotomía entre la pujanza del sector servicios, que representa el 80% del PIB y la debilidad de la energía y las manufacturas, que pesan un 20%. Janet Yellen tendrá que lidiar con esta divergencia, aunque los niveles de creación de empleo y las subidas salariales, hacen que Robert Wescott espere al menos dos subidas más en 2016. Y si el diferencial de tipos podría favorecer al dólar, el diferencial de crecimiento no está tan claro, ya que Europa podría superar las expectativas en este terreno lo que supondría un apoyo para el euro.

Respecto al petróleo, en un mundo que está cada vez más concienciado con el cambio climático, en el que ciertas explotaciones como las del carbón están llamadas a desaparecer y en el que las energías renovables ganan terreno y potencia, va a resultar difícil volver a ver un barril por encima de los 100 dólares en los próximos años, por lo que parece más razonable esperar una banda de entre 30 y 40 dólares. Ahora bien, un precio excesivamente bajo del crudo supondrá muchos problemas en países como Arabia, Rusia, Irán o Nigeria, lo que daría lugar a un escenario geopolítico con más riesgos.