Las EAFI apelan a un fuerte asociacionismo para desarrollar el sector

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Bodega Talleri, Flickr Creative Commons

Una de las conclusiones más oídas en el evento “Agentes financieros y EAFIS: presente y futuro del asesoramiento financiero”, organizado por Inversis Banco y celebrado recientemente en Madrid, es que los asesores independientes deben poner en valor sus servicios si quieren que el sector llegue a desarrollarse y que el cliente está dispuesto a pagar. Y para impulsar esa idea, los profesionales tienen claro la necesidad de que exista una asociación potente que empuje a la profesión.

“Una asociación fuerte, como hay en otros países, que pueda remarcar la independencia de la figura reforzaría la presencia a nivel nacional”, dice Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB. “Los asesores financieros independientes tienen en conjunto la capacidad extraordinaria de cambiar la imagen que el cliente tiene del sector”, coincide Francisco Álvarez, presidente de la EAFI Ética Patrimonios, pero denuncia la realidad del sector. "Las 118 EAFI registradas en España no somos capaces de ponernos de acuerdo por egocentrismos que no llevan a ninguna parte”. Y advierte: “Si no somos capaces de hacer conocer la figura de forma conjunta, olvidémonos del sector”.

Para el experto, esa falta de una asociación fuerte en España es una de las causas que explica que la industria solo tenga actualmente algo más de un centenar de EAFI frente a cifras en Europa que hablan de miles. “¿Somos marcianos?” se pregunta. Pero se responde que existen causas que explican esta situación, como la falta de esa asociación, entre otras. Una situación muy distinta a la de otros países europeos, como Francia, donde existen asociaciones fuertes. “Las cosas se pueden hacer de otra forma… y Francia no está en Marte”.

En el país galo existe una asociación fuerte que trabaja con las autoridades en un estatus similar a la co-regulación, según explica David Charlet, presidente de Anacoi, la asociación francesa de asesores financieros. Así, el regulador trabaja con las asociaciones profesionales, que tienen el papel de "primer policía" en el sentido de controlar lo que ocurre en el mercado y de ayudar a “limpiar” el sector. Así, en el caso de detectar malas prácticas, hablan con los implicados, valoran las medidas a adoptar y pasan la información al regulador, que culmina el trabajo. “Hemos eliminado 18 sociedades por fallos graves. Se las expulsa del registro y podemos decidir incluso si deben cumplir penas de cárcel”, explica, incidiendo en ese papel de “policía de primer nivel”.

En este sentido, la asociación ofrece modelos de negocio y verifica si las entidades lo implantan correctamente, mientras el regulador ahonda en los detalles. Un sistema que obliga a los asesores a hacer una doble inscripción en el proceso de registro, aunque Charlet explica que están tratando de canalizar esa labor desde la asociación. Anacoi cuenta con un presupuesto anual cercano a tres millones de euros, parte del cual dedica a labores de formación. “Hay que disponer de medios para poder actuar”, dice. Y afirma que tiene contacto con los reguladores para discutir los cambios que traerá al sector MiFID II.

Otra ventaja en Francia es la posibilidad de las EAFI de tener su propia fuerza comercial: pueden contratar agentes, al igual que hace un banco, algo que en España no es posible. En el país, los asesores financieros asesoran en torno a un 10% del patrimonio en fondos o el 11% en seguros, por lo que es un mercado más maduro que el español. Además, la figura del asesor financiero es más antigua, pues tras los años 90 en los que la profesión se ocultó en códigos profesionales de otro tipo, las autoridades se dieron cuenta de su existencia e introdujeron en 2003 un estatuto para el asesor financiero. “Ahora, el Gobierno francés ha contado con el asesor en el texto legal en el que trata de impulsar la financiación de las pymes”, explica Charlet.

Las otras causas de la falta del desarrollo del sector

Además de la falta de un fuerte asociacionismo, Álvarez apela a otras causas como la confusión que existe entre los ciudadanos sobre la existencia de distintas figuras como la EAFI o el agente, con importantes diferencias legales pues la EAFI tiene las mismas exigencias que cualquier empresa de servicios de inversión, como una agencia o sociedad de valores. Y también sobre las cifras del sector, confusas en ocasiones, y sobre el concepto de independiente. “Los clientes no lo tienen claro y no es únicamente porque la trasposición de la figura haya sido más tardía en España”, dice.

Otro motivo es que “las entidades financieras tampoco lo tienen claro”, pues no han digerido la figura en su mayoría. Ni tampoco el regulador ni el supervisor, según denuncia. “Me da la impresión de que la CNMV siempre nos sienta en el banquillo de los acusados" e indica que la figura “se ha metido con calzador entre las ESI”, algo que en casos como las personas físicas no tiene sentido por los fuertes requisitos de prescripción y administración que tener una EAFI conlleva. Y se queja de la escasa lucha contra el intrusismo.

Pero incide en que no solo las entidades financieras y la CNMV tienen culpa de esa confusión del cliente y escaso desarrollo de las EAFI, sino también el sector en sí mismo, sobre todo por esa incapacidad de ponerse de acuerdo y hablar con una sola voz.