Las dudas cambian de campo

Desde el comienzo del año se ha podido constatar como en general la coyuntura económica es más favorable que la que se había anticipado, y particularmente durante el último mes los mercados de valores han tenido mejores resultados gracias a un entorno económico con menor incertidumbre de la que se temía. La economía americana registró en el cuarto trimestre de 2011 un crecimiento de un 2.8 %, y las últimas cifras publicadas durante el mes de febrero confirman una buena orientación del mercado al otro lado del Atlántico. Asimismo, en ambas partes del atlántico los índices ISM están por encima de 50, enfatizando la velocidad de expansión de la actividad económica. Por su parte la Eurozona, donde los economistas esperaban un pronóstico muy negativo, también parece beneficiarse de este renovado optimismo. Existen diferencias importantes entre los países del sur, que han conocido niveles de crecimiento negativo, y los países del norte, ya que incluso aunque sus niveles de confianza precedentes eran muy escasos, estamos viendo una cierta mejora. De alguna forma, este es el primer paso de cara a una recuperación, ya que cuando la economía mejora se puede comenzar a subsanar los problemas financieros.

Lo que también ha permitido a estos mercados un repunte es la bajada de las primas de riesgo ligadas a la facilidad de refinanciación que acordó el BCE el pasado 23 de diciembre. Se ha dado una disminución del número de emisores de deuda y una fuerte bajada de los tipos, especialmente el italiano, que constituían la fuente de mayor inquietud. Partiendo de un nivel del 7% hemos llegado a un 5.40%, para el tipo a 10 años, y es aún más sensible en los plazos más cortos, lo que se traduce en un tímido retorno hacia una cierta confianza.

Y por último y probablemente sea lo más relevante, es el cambio significativo en la psicología de los inversores que parecen haber mitigado la aversión al riesgo imperante en los últimos tiempos. Todo indica que han tomado conciencia de que el entorno macroeconómico no es tan catastrófico como el anticipado y esta evolución en su comportamiento explica la velocidad a la que los mercados han repuntado durante los dos primeros meses de 2012. Las dudas de los optimistas que prevalecieron en el último trimestre de 2011, parecen propagarse en este principio de año entre los pesimistas.