La tasa Tobin puede provocar una remodelación de la industria de fondos británica

Según los expertos, los fondos monetarios, de renta fija a corto plazo y de liquidez gubernamental están expuestos en primera línea a los efectos perjudiciales del potencial nuevo impuesto “Tobin”, que podría provocar un movimiento de salida desde fondos activos hacia estrategias de gestión pasiva, menos afectadas por el potencial nuevo régimen impositivo.

 

Según publica Investmentweek, esos tres tipos de fondos se verían afectados “de forma inmediata”, en palabras de Jorge Morley-Smith, jefe de impuestos de Investment Management Association (IMA), que lo tilda de “inviable”, sobre todo para fondos monetarios y que trabajan con instrumentos derivados.

 

Otro de los efectos que puede traer el nuevo impuesto, que podría implementarse en el negocio de acciones, bonos y derivados en 2014 en Europa, impulsado por la UE y que cuenta con la oposición de Reino Unido, es que se produzca un alejamiento de los activos hacia estrategias pasivas, ya que son las que se ven menos afectadas por la nueva tasa que va a entrar en vigor.

 

Aunque el impuesto no se aplique a Reino Unido, los inversores británicos estarían expuestos a costes adicionales, pues se aplicaría a las transacciones con los estados europeos. Según se planea en la actualidad, las acciones serían gravadas al 0,1% y los derivados al 0,01%.

 

Doble gravamen para los inversores minoristas

En la industria de los fondos retail también crecen las preocupaciones. “Los inversores minoristas recibirán por duplicado el impuesto, ya que se aplicará a la inversión de activos subyacentes y también a las suscripciones y reembolsos”, según Joanna Cound, directora general de BlackRock, que considera que, sumadas, sus implicaciones son significativas.

 

“Los gestores con una convicción alta y un enfoque a largo plazo pueden estar en una mejor posición para capear el impacto del impuesto”, aseguró Cound a InvestmentWeek.

 

Por último, el organismo de comercio de los hedge funds declaró que la Comisión Europea anticipa un impacto de hasta 286.000 millones de euros de coste para la economía debido al impuesto de transacciones financieras.