"La salida económica a la crisis de los periféricos es que vuelvan a sus monedas nacionales"

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Naroh/Flickr Creative Commons

La crisis de la eurozona es “esencialmente política” porque si solo fuera económica la solución estaría clara: que los países con problemas vuelvan a sus monedas nacionales. Así se asegura en el informe trimestral de perspectivas de mercado de los analistas de Banque de Luxembourg Investments, en el que se afirma que el problema de sobreendeudamiento de los países industrializados, mucho más allá de los periféricos europeos, es “más difícil de resolver que la crisis de la eurozona”.

La solución más apropiada para los países del sur sería volver a las monedas nacionales, ya que así podrían devaluar su divisa y hacer las exportaciones más atractivas”, asevera la entidad. En cambio, añade, “la troika les está imponiendo medidas de austeridad draconianas haciéndoles pagar el alto precio de una dolorosa depresión para mejorar su competitividad”.

En todo caso, la entidad deja claro que el problema no es exclusivo de los países periféricos europeos, ya que potencias como la Unión Europea en general, Estados Unidos, Reino Unido y Japón tienen problemas de sobreendeudamiento muy difíciles solucionar. Los analistas creen que tal y como se ha atacado la crisis hasta ahora, con emisión de nuevo dinero, por ejemplo, no se va por buen camino. Más libertad de mercado es la salida y no las masivas intervenciones públicas que se están llevando a cabo.

El gran problema es “el escaso conocimiento de los verdaderos orígenes de la crisis financiera”, apuntan, y concluyen que de esta forma “es improbable que se aplique una solución duradera”.

En esa tesitura, cualquier rebote en los mercados de valores que pudiera producirse “va a ser probablemente temporal”. Por ello, recomiendan a los inversores que quieran evitar la volatilidad que inviertan en acciones de empresas de calidad que paguen dividendos estables. Descartan, además, que el euro vaya a convertirse en una moneda fuerte, “ya que para eso hace falta un banco central independiente con activos de calidad en su balance, algo que ya no va a ser el BCE”.