La gran evolución del mercado mundial de bonos

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Foto cedida

El mercado mundial de bonos se encuentra en mitad de una gran transición que implica el paso de un mercado dominado por la deuda pública de los países desarrollados a otro más diverso que refleja mejor la actual globalización de la economía. A pesar de que la evolución es un largo proceso, los retos que plantea la crisis de la deuda pública europea sugieren que la transformación del mercado de renta fija está cogiendo velocidad. Por consiguiente, creemos que ha llegado el momento de que los inversores comiencen a adaptar su enfoque para captar tanto los beneficios de la diversificación como la rentabilidad potencial que ofrece el mercado de bonos.

La larga evolución

La globalización económica debería derivar de forma natural en un mercado de bonos más internacional. No obstante, la evolución del mercado de bonos hacia una mayor globalización se ha visto alterada por una espiral de exceso de ahorro en las economías emergentes y un endeudamiento desmesurado en los países desarrollados. A medida que las economías emergentes prestaban sus ahorros a las desarrolladas y éstas utilizaban dicha financiación para importar productos de los países emergentes, el equilibrio entre la deuda y el crecimiento se fue distorsionando cada vez más.

Hoy en día, a pesar de que representan cerca de un 60% del crecimiento mundial, los países desarrollados suponen casi un 90% del mercado mundial de renta fija. Como consecuencia de ello, la ratio de la deuda sobre el PIB de los mercados emergentes ha caído desde el 50% registrado en 2001 hasta el 35% en 2011, mientras que la ratio de la deuda sobre el PIB de los países desarrollados ronda el 100%, según datos del FMI.

Puede que en el pasado los inversores no hayan tenido en cuenta las distorsiones del mercado de bonos debido a que evolucionaban de forma relativamente gradual y reportaban beneficios económicos. La crisis de la deuda pública europea debería servir como toque de atención. Los inversores en renta fija son prestamistas, y los prestamistas que desean recuperar su dinero se centran en la capacidad de los prestatarios para pagar la deuda, en lugar de en etiquetas como «emergente» o «desarrollado». Además, dado que los inversores se fijan en los fundamentales, creemos que cada vez están más asombrados por la magnitud del cambio que han sufrido los fundamentales de la deuda en muchos países emergentes y desarrollados.

Pensemos en un ejemplo de dos países: Uno de ellos está creciendo a un 6,2%, tiene una deuda de cerca de un 27% del PIB, un déficit presupuestario de un 1,2% del PIB y un superávit por cuenta corriente de un 0,8% del PIB; el otro país crece a un ritmo de un 2%, tiene una deuda de en torno a un 75% del PIB, un déficit presupuestario de un 9,8% del PIB y un déficit por cuenta corriente de un 3,3% del PIB. En una elección a ciegas, probablemente la mayoría de los prestamistas optarían por el primero: un país que crece a mayor velocidad, con menos deuda y en el que entra más dinero del que sale. El primer país es Indonesia y el segundo es el Reino Unido.

Con esto, no queremos decir que esperamos que el Reino Unido quiebre o que pensemos que los inversores deberían evitar los mercados de deuda pública de países desarrollados. Sin embargo, los bonos de Indonesia son considerados activos de riesgo, mientras que la deuda pública del Reino Unido se encuentra entre los activos más seguros del mundo. Como consecuencia de ello, los bonos indonesios a dos años ofrecen una rentabilidad cercana al 4,7%, mientras que los bonos británicos con el mismo vencimiento ofrecen menos del 0,5%.

La gran evolución

A pesar de que las distorsiones en la deuda y el crecimiento podrían haber encubierto la gran evolución que está experimentando el mercado de renta fija, creemos que este cambio goza de un reconocimiento cada vez mayor. Pensamos que la mayoría de los inversores estarían de acuerdo en que las etiquetas tradicionales del mercado de bonos se están difuminando. Por ejemplo, las ocho principales «economías emergentes» —Brasil, Rusia, la India, China, México, Corea del Sur, Turquía e Indonesia— representaron un 39% del crecimiento del PIB mundial en 2011. En nuestra opinión, el concepto «economías de crecimiento» es una designación mucho más exacta para este grupo, que actualmente representa un 25% de la economía mundial.

Asimismo, la línea que separaba los activos «seguros» de los de «riesgo» también se está desdibujando. La crisis de la deuda pública europea, junto con la pérdida de la calificación crediticia AAA sufrida por Estados Unidos, Francia y Japón, ilustra claramente el hecho de que la deuda pública de los países desarrollados contiene un elemento de riesgo crediticio, aparte del riesgo de tipo de interés.

Como consecuencia de ello, el FMI espera que el segmento del mercado mundial de deuda pública tradicionalmente percibido como «seguro» podría experimentar una contracción cifrada en unos nueve billones de dólares en 2016, en relación con su crecimiento esperado.

A medida que los inversores vayan reconociendo los cambios que se han producido en el mercado de deuda pública, esperamos que se vaya acelerando la transición hacia un mercado más equilibrado globalmente. Muchos países desarrollados se han embarcado en programas de austeridad presupuestaria en un esfuerzo por reducir su deuda hasta niveles más sostenibles.

Tanto las economías emergentes como las de crecimiento están emitiendo cada vez más deuda en sus divisas locales en lugar de hacerlo en dólares estadounidenses o en euros, lo cual reduce el riesgo de tipo de cambio para estos países y les permite realizar las inversiones en infraestructuras que necesitan para apoyar su fuerte crecimiento económico sin generar una inflación elevada.

Se trata de pasos positivos que aumentan la sostenibilidad de la deuda y contribuyen a aumentar el atractivo de la deuda de los mercados de crecimiento y de los emergentes de cara a los inversores extranjeros. Por otra parte, los mercados de bonos corporativos también se están desarrollando a gran velocidad en las economías de crecimiento y en las emergentes.

Adaptación a la evolución del mercado

¿Cómo pueden los inversores adaptarse mientras prosigue e, incluso, se acelera la evolución del mercado de bonos? Creemos que uno de los principales pasos que un inversor debe seguir consiste en examinar detenidamente el índice de referencia de su cartera de renta fija.

Los índices del mercado de bonos más utilizados por los inversores como referencia para sus carteras están ponderados por capitalización de mercado, lo cual implica que los países que más dinero piden prestado cuentan con mayor ponderación dentro del índice. Como consecuencia de ello, los mercados desarrollados representan más de un 80% en cualquier índice mundial ligado a un Tesoro Público. No resulta sorprendente que muchos de los inversores con los que hemos hablado hayan expresado su preocupación en relación con este enfoque.

Nosotros recomendamos tomar como referencia un índice que se base en el crecimiento del PIB en lugar de la capitalización de mercado para determinar las ponderaciones. Desde nuestro punto de vista, los índices ponderados en base al PIB cuentan con dos ventajas principales frente a los tradicionales índices ponderados por capitalización de mercado: en primer lugar, moderan la exposición a países con elevados niveles de endeudamiento que siguen cotizando con prima debido a su tradicional etiqueta de activos «seguros»; en segundo lugar, los índices ponderados según el PIB incrementan la exposición a los mercados de crecimiento y a los emergentes, por lo que reflejan mejor tanto el estado actual de la evolución del mercado de bonos como las futuras oportunidades de crecimiento en los mercados mundiales de renta fija.

Por ejemplo, dos de los mayores efectos de la ponderación por PIB son un acusado descenso en las ponderaciones de los mercados desarrollados (cerca de 23 puntos porcentuales) y un acentuado incremento en la ponderación de las economías de crecimiento (en torno a 20 puntos porcentuales).

¿Es usted un dinosaurio?

La capacidad de identificar tendencias en los mercados de forma rápida normalmente se traduce en grandes rentabilidades de la inversión. A pesar de que el ascenso de los mercados de crecimiento y de los emergentes es un hecho claro desde un punto de vista económico, los inversores aún se muestran reticentes a aceptar esta circunstancia. Creemos que aquellos inversores dispuestos a aceptar el proceso evolutivo y aumentar su ponderación en los mercados de crecimiento y en los emergentes serán recompensados con mejores rentabilidades ajustadas al riesgo. La historia muestra claramente lo que les ocurre a aquellos que no evolucionan. En nuestra opinión, es hora de que reconsidere su asignación en bonos.