iShares: "Europa podría dejar de ser el mayor problema de la economía mundial"

Kamil Molendys, Unsplash

La economía estadounidense aún se encuentra peligrosamente cerca de la “velocidad de pérdida”, una condición en la que cualquier sacudida externa puede empujar al país a la recesión, lo que afectaría a los mercados mundiales. Al mismo tiempo, se espera que la presión presupuestaria alcance un punto límite a finales de la presente década, ya que el grueso de los cambios demográficos comenzará a afectar a las obligaciones en materia de pensiones y atención sanitaria.

Tras las elecciones, el primer imperativo para los responsables políticos será el de evitar que suceda el llamado ajuste presupuestario, lo que implica potenciales recortes presupuestarios y la prescripción de los recortes fiscales implantados por Bush, lo que podría arrastrar a la economía en casi un 4% del PIB, según los cálculos de iShares. “Si Estados Unidos no se aleja del precipicio, su economía podría volver a caer en la recesión a principios del próximo año” —una opinión que la Oficina Presupuestaria del Congreso estadounidense comparte con Koesterich— y las acciones podrían mostrar su vulnerabilidad.

No obstante, más allá de este año, existen dos asuntos macroeconómicos clave que podrían afectar drásticamente al entorno económico y presupuestario a largo plazo: el gasto en prestaciones sociales y la reforma fiscal. Koesterich afirma que probablemente antes del final del próximo mandato presidencial será evidente que el gasto actual en prestaciones sociales en Estados Unidos no es sostenible. La Oficina Presupuestaria del Congreso estima que en 40 años los costes combinados de la Seguridad Social, Medicare y Medicaid agotarán todos los ingresos del Gobierno federal.

Asimismo, Estados Unidos se enfrenta a una deuda federal que a finales de junio equivalía a una cantidad cercana al 97% del PIB. Existen otros estudios, mencionados por iShares, que muestran que una elevada deuda constituye un lastre que reduce las tasas de crecimiento a largo plazo en una tercera parte y que puede afectar al crecimiento durante más de veinte años.

Reconsiderar la presencia en bolsa estadounidense

Dado que los mercados actualmente no contemplan una o dos décadas adicionales de ralentización, si el problema de la deuda federal no se resuelve, representaría una revolución para los mercados financieros estadounidenses, según Koesterich. De hecho, si el próximo gobierno no puede comenzar a realizar progresos en el plano presupuestario, Koesterich cree que los inversores deberían reconsiderar el argumento largoplacista de la renta variable estadounidense.

En su último informe “Perspectivas de mercado de iShares”, Koesterich señala que un cambio fundamental en la política económica sólo puede proceder de Washington y, probablemente, el próximo gobierno represente la última oportunidad parar acometer reformas estructurales reales que ayuden a mantener la solvencia a largo plazo de la economía estadounidense.

Además de los programas de gasto en prestaciones sociales y del crecimiento de la deuda, Koesterich afirma que el derecho tributario también es y seguirá siendo un importante impedimento para el crecimiento. El experto afirma que unas políticas que se traduzcan en un marco menos incierto y complejo ayudarían a desatar un incremento en el gasto y, posiblemente, la contratación, con lo que el crecimiento sería más rápido.

Según Koesterich, la incapacidad del Gobierno estadounidense para proporcionar soluciones a largo plazo para asuntos vitales aún no ha afectado a los mercados financieros hasta el punto en que lo ha hecho en otros ámbitos. Sin embargo, pronto las miradas dejarán de posarse en Europa para centrarse en Washington. "Si continuamos tropezando con un Gobierno indeciso o dividido", afirma Koesterich, "Europa podría dejar de ser el mayor problema de la economía mundial".