Invirtiendo en Europa: Lecciones aprendidas de Japón

Kamil Molendys, Unsplash

Se puede argumentar que las diferencias entre Japón y Europa son aún demasiado grandes para hacer una comparación sensible. Creemos, sin embargo, que las similitudes son aún mayores, especialmente entre Japón y la economía alemana. Ambas son naciones con población orientada al control y al ahorro. Ambos son países exportadores con base industrial de elevada calidad. Ambas cuentan con un envejecimiento de la población en aumento, con más de un tercio de la población que superará los 65 años en el 2050 (en Japón un 40%). Es importante resaltar que la mayoría del resto de países europeos se enfrentan al mismo problema, un hecho que elevará la edad de jubilación y aumentará la incertidumbre sobre la asequibilidad de las pensiones y la atención sanitaria. Esto merma la confianza del consumidor, más aún si se combina con el impacto del sentimiento negativo de la crisis del Euro.

A pesar de que la inflación en Europa es aún claramente superior a la de Japón, cabe destacar una convergencia en este sentido. Los últimos datos de inflación en Europa muestran una tendencia a la baja. La combinación de la caída de los precios de commodities con incrementos salariales muy modestos (con la excepción temporal de Alemania), probablemente harán que la inflación caiga aún más en el 2013. Algunas personas temen que las medidas de estímulo adoptadas por el BCE puedan provocar un aumento de la inflación, pero queremos hacer hincapié en que este no es el caso, pues la confianza de los consumidores es baja y por tanto no invertirán el dinero extra en la economía real. Como resultado de esto, creemos que la rentabilidad de los bonos soberanos de los países centrales seguirá siendo baja por algún tiempo, tal y como ha sido - y aún es – el caso de Japón.

Para inversores europeos, tanto de renta variable y renta fija, los mercados están irreconocibles. Las valoraciones de la renta variable están especialmente bajas y el ciclo de inversión medio se ha reducido de 7 años a 6 meses. Con los tipos cercanos a cero, los bancos centrales deben estimular la economía mediante la inyección de importantes cantidades de liquidez, que lo único que hacen es dar un empujón al sentimiento a corto plazo. Por este motivo, los últimos años se han caracterizado por periodos cortos e intensos de apetito y aversión por el riesgo; un entorno en el que los inversores deben comportarse de manera mucho más oportunista.

En este sentido, también podemos tomar nota de las lecciones aprendidas de Japón, donde los inversores han tenido que lidiar con tipos bajos y ciclos de inversión relativamente cortos desde los años noventa. Si nos fijamos en su experiencia, los inversores deberían centrarse en:

  • Empresas con perspectivas internacionales más que domésticas.
  • Empresas con buenos crecimientos de dividendo en lugar de sólo elevados dividendos.
  • Empresas con un modelo de negocio defensivo y no cíclico.

Las empresas con estas características, suelen comportarse mejor que el mercado a largo plazo, a pesar de quedarse un poco por detrás en periodos de mercados al alza propulsados por las medidas de estímulo adoptadas por los responsables de las políticas monetarias.

Para terminar, creemos que hemos entrado en un periodo potencialmente prolongado en el que los inversores europeos tendrán que hacer frente a tipos bajos, ciclos cortos y rentabilidades muy modestas. Los japoneses ya han vivido esto durante casi dos décadas. ¿Por qué no aprendemos de su experiencia?