¿Ha entrado la reputación de Mario Draghi en crisis? Reacciones de las gestoras internacionales al último mensaje del BCE

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European Parliament, Flickr, Creative Commons

“Estamos haciendo más porque funciona, no porque sea un fracaso”. Con estas declaraciones Mario Draghi, presidente del BCE, ha vuelto a dejar patente su disposición a seguir haciendo lo que haga falta por salvar al euro, su habilidad para la intervención verbal y, en este caso, para darle la vuelta al argumento en torno a la efectividad de las políticas de estímulos cuantitativos. En la que ha sido la última reunión del BCE en el ejercicio 2015, Mario Draghi anunció cinco nuevas medidas. Ninguna tuvo que ver con el nivel oficial de los tipos de interés, que se mantiene en el mínimo histórico del 0,05%. La más importante ha sido el recorte de otros 10 puntos básicos, hasta el -0,3%, en la facilidad de depósito. No se han efectuado cambios en la tasa de refinanciación de operaciones (0,05%) ni en la facilidad de préstamos (0,3%). 

La segunda medida ha sido más polémica. Mientras que en las últimas semanas se ha llegado a hablar de un QE2 (una nueva versión del programa actual con mayor cuantía de adquisiciones mensuales), Draghi se ha limitado a extender el ritmo actual de adquisiciones de 60.000 millones de deuda al mes durante seis meses más de lo previsto inicialmente, hasta marzo de 2017 “o más allá si es necesario”. El consenso también esperaba que se incluyera deuda corporativa en el universo elegible, algo que no ha sucedido. En cambio, el BCE sí podrá adquirir deuda de gobiernos locales y regionales. Adicionalmente, la autoridad monetaria empezará a reinvertir a vencimiento las ganancias de los bonos que ya están en su balance “durante el tiempo que sea necesario” para así “contribuir a las condiciones favorables de liquidez y para una política monetaria apropiada”. 

La última medida de esta reunión histórica – y Draghi ya suma unas cuantas- ha tenido que ver con la promesa de mantener las operaciones de refinanciación y los LTROs a tipo fijo todo el tiempo necesario. En pocas palabras, que continuará la “barra libre” de liquidez. Algunos de los parámetros técnicos del programa serán revisados en primavera. 

“Las decisiones se tomaron teniendo como fondo la actualización de la previsión económica del BCE, que se cambió sólo de forma marginal” hace notar Maxime Alimi, analista de AXA IM. Éste señala que la previsión para el PIB real fue revisada al alza, hasta el 1,5% en 2015, un 1,7% en 2016 y un 1,9% en 2017: “El presidente Draghi adoptó un tono bastante optimista sobre la economía, enfatizando el ensanchamiento de la recuperación y sus componentes domésticos en contraposición a los guiados por las exportaciones”. En cambio, la previsión sobre inflación se recortó hasta el 0,1% en 2015, el 1% en 2016 y el 1,6% en 2017, unos datos que para Alimi justifican la necesidad de nuevos estímulos cuantitativos, “dado que implican que la inflación no cumplirá el objetivo del BCE a lo largo del horizonte pronosticado”. 

La decisión es acertada…

Desde Franklin Templeton Investments, el responsable de renta fija europea, David Zahn declara que “las medidas anunciadas por el BCE son lo que el mercado necesita y están en línea con lo que esperábamos”. Su postura es que “la ampliación del QE es la herramienta más adecuada para ayudar a la recuperación de toda la zona euro, un hecho evidente teniendo en cuenta el progreso experimentado desde el inicio del programa a principios de año”. Zahn espera que, como consecuencia del anuncio, “las rentabilidades de los bonos europeos deberían afianzarse y es probable que veamos cómo los bonos europeos superan los bonos americanos a medida que las políticas monetarias sigan caminos opuestos”. 

“El BCE debe seguir aplicando políticas de estímulo, ya que sus objetivos de inflación ni tan siquiera se atisban y el aumento de la concesión de créditos se encuentra en niveles extremadamente débiles en la zona del euro”, corrobora Didier Saint- Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac. Éste alerta de las escasas opciones que le quedan a la institución: “Con los bajísimos niveles en los que ya se encuentran los tipos, acelerar la expansión del balance del BCE tendría sin duda alguna un efecto adicional ínfimo sobre el crecimiento del crédito y la economía real. En otras palabras, el BCE está empezando a ver que los beneficios de sus políticas se apagan”. “En un contexto de creciente incertidumbre sobre el ciclo económico mundial, este hecho confirma nuestra preocupación acerca de las valoraciones en los mercados de renta variable”, concluye Saint-Georges.

… pero decepcionante y dañina para la reputación de Draghi

La reacción inicial de los mercados fue de produnda decepción: tras la intervención del presidente del BCE, se registraron ventas en las bolsas europeas y una fuerte apreciación del euro. “La reputación de Mario Draghi de ofrecer siempre estímulos más elevados que las expectativas del mercado ahora se ha terminado. Después de pasar los últimos dos meses sugiriendo fuertemente un incremento significativo de las políticas monetarias de estímulos, el presidente ha defraudado” critica Azad Zangana, economista de Schroders. “Draghi necesita claramente reexaminar su estrategia de comunicación”, añade, en referencia a que al tratar de sorprender positivamente al mercado “estaba destinado a llevar finalmente a expectativas poco realistas y, por tanto, a la decepción”. 

El experto cree sobre las últimas medidas que “dejan algo de margen de acción en caso de que se necesiten más estímulos el año que viene”. Las interpreta como un signo de que el BCE “está claramente preocupado por la capacidad de sus compras, dada la oferta limitada de activos elegibles y sus propios límites a la adquisición”. 

"El BCE no ha gestionado adecuadamente su estrategia de comunicación de cara a la reunión: Mario Draghi ha realizado diversas declaraciones y se ha filtrado que se estaban estudiando 20 tipos de medidas de estímulo, lo que ha hecho que los mercados anticiparan una decisión mucho más rotunda”, señala Simon Ward, economista jefe de Henderson. Éste indica que “se sospecha que Draghi se extralimitó en sus insinuaciones y se ha topado con una férrea oposición liderada por Alemania ante las dudas sobre el argumento económico para implantar nuevos estímulos y las objeciones a la transferencia de ingresos de los bancos del núcleo de la región hacia los periféricos, que implica un mayor recorte en el tipo de los depósitos”. 

“Lo que ahora mismo no está claro es el grado de oposición a más estímulos del Consejo General del BCE, y esperamos que gane más claridad en las próximas semanas. Los mercados se han posicionado a favor de un BCE dovish, y los anuncios de ayer sugirieron que hay división dentro del BCE respecto a incrementar los estímulos”, comenta Cosimo Marasciulo, responsible de deuda soberana europea de Pioneer Investments. Éste alerta de que “los tipos de los bonos pueden experimentar algo de presión alcista a principio de 2016”. 

Toby Nangle, corresponsable global de multiactivos y responsable de asignación de activos de Columbia Threadneedle Investments, tiene una teoría ligeramente distinta: “La falta de unanimidad en la decisión es importante, y la decepción del mercado también lo es, sobre todo de cara al futuro. Esto limita la capacidad del presidente Draghi para guiar a los mercados que, naturalmente, albergarán dudas sobre su poder de influencia en el Consejo de Gobierno del BCE”.

Para Patrick O´Donnell, gestor de Aberdeen, el nuevo paquete de medidas “equivalen a un remiendo superficial, pueden ayudar un poco a la economía europea, sobre todo lo que se refiere al exceso de liquidez y por tanto a una política monetaria acomodaticia durante más tiempo”. Para O’Donnell, la cuestión reside en que, si el BCE no toma más medidas, “entonces es todavía más importante que los políticos europeos sigan adelante con las reformas en sus economías”. El gestor recuerda que las perspectivas para el comercio, en el que se basa la economía europea, no están en su mejor momento, por lo que considera que este último movimiento del BCE “concede a los políticos europeos un poco de tiempo, pero no son la panacea. Desafortunadamente, muy pocos líderes europeos tienen el valor suficiente para luchar por las reformas que sus países necesitan”.

Para François Raynaud, gestor de asignación de activos y deuda soberana de Edmond de Rothschild AM, la decisión del BCE de no quemar todas las naves se puede atribuir a un comportamiento de “perro guardián antes de la decisión de la Fed el 16 de diciembre”. Raynaud recuerda que “el banco sabe que tendrá que minimizar cualquier contagio que pueda producirse frente a una subida de tipos en EE.UU. Al mismo tiempo, los inversores tendrán que hacer frente a una elevada volatilidad”.

Finalmente, desde BlackRock Marilyn Watson, responsable de estrategia mundial de renta fija, explica el posicionamiento de la firma de aquí en adelante. Dentro de la zona euro, prefieren deuda soberana portuguesa y eslovena: “Creemos que el proceso de curación sigue en marcha en esas economías y que hay más margen para que se refleje en los diferenciales”. La gestora también ha implementado una estrategia de valor relativo, con posiciones largas en España y cortas en Italia.