Elecciones en Reino Unido: el presupuesto para 2015 también es un arma política

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altogetherfool, Flickr, Creative Commons

George Osborne, ministro británico de Economía, anunció el pasado 18 de marzo el presupuesto general de Reino Unido para 2015, el último bajo su tutela. ¿Ha sido casual la fecha elegida? Al observar el calendario, se ve que faltan tan sólo siete semanas para las elecciones generales en el país, convocadas para el 7 de mayo. Las gestoras internacionales analizan lo que suponen estos presupuestos para el Reino Unido, y cómo la economía puede determinar el rumbo de unos comicios clave.

No en vano, a pesar de que las elecciones en Grecia y los esfuerzos de su nuevo Ejecutivo hayan acaparado la actualidad, esta cita electoral que de momento se mantiene en un segundo plano puede ser mucho más significativa para el futuro de la UE. Cabe recordar que David Cameron ha prometido que, en caso de que los tories ganen estos comicios, se preguntará a la población vía referéndum si el país debe permanecer o salirse de la UE. De ahí que muchas gestoras se hayan centrado en el mensaje de Osborne, que no ha dejado de ser un compendio de los logros de los conservadores durante la última legislatura. 

Así lo analiza Stephanie Flanders, directora de estrategia de mercado para Reino Unido y Europa de J.P.Morgan AM: “El actual gobierno de coalición utilizó este presupuesto para enfatizar los logros económicos, particularmente el déficit a la baja del país”. Aportan un gráfico en el que se puede observar los efectos sobre el déficit de las medidas de austeridad implementadas por la coalición de gobierno, unidas a una recuperación doméstica lenta y constante durante este periodo de mandato. “Tal y como prometió, el presupuesto no recoge ‘regalos’ ni rebajas fiscales significativas de cara a la cita con las urnas, lo cual responde, en parte, al deseo de Osborne de demostrar que se ajusta a su plan económico a largo plazo, pero también a las restricciones propias de una coalición”, indica Flanders, que también se fija en el énfasis sobre los logros económicos de los tories, al declarar Osborne: “El Reino Unido vuelve a caminar con la cabeza alta”.

El ministro de Economía elevó en una décima la previsión de crecimiento para 2015, hasta el 2,5%, y lo estableció en el 2,3% entre 2016 y 2018, mientras que la previsión sobre inflación se situó en un ascenso medio del 0,2% en 2015. En lo tocante al presupuesto, Osborne anunció un descenso desde los 97.500 millones de libras del ejercicio 2013/2014 a los 39.400 millones para el 2016/2017, y vaticinó un superávit de 5.200 millones para 2018/2019. Desde J.P.Morgan AM consideran polémico este último punto: “El deseo de querer alcanzar un modesto superávit en 2019 parece restrictivo dado el contexto en el que nos encontramos a nivel global en lo relativo a las finanzas estatales. La divergencia global en las previsiones de déficit plantea la cuestión de por qué, con unos tipos de interés tan bajos, la economía del Reino Unido debe evitar pedir prestado y enfocarse con avidez en alcanzar un presupuesto equilibrado”.

La intervención del ministro también arrojó un descenso de la tasa del desempleo, desde el 6,5% hasta el 5,3% en 2015, así como el adelanto en un año de la relajación de las restricciones presupuestarias —en 2018/2019 en lugar de en 2019/2020—, “si bien los recortes reales en el gasto previstos para los tres primeros años de la próxima legislatura son los mayores desde 2010”, puntualizan desde J.P.Morgan AM. “Dichas perspectivas avivarán el debate en torno a esta cuestión hasta las elecciones; si cambiará la percepción de los inversores acerca del Reino Unido es otro tema”, concluye Flanders sobre estos anuncios.

“El Ministro tenía menos margen de maniobra fiscal de lo que algunos habían esperado, por lo que necesitaba recaudar ingresos extra para financiar regalos modestos”, concluye por su parte Simon Ward, economista jefe de Henderson. “Sus anuncios clave tienen una razón claramente política, pero carecen de lógica económica”, añade. Para Ward, los planes fiscales de Osborne “siguen descansando sobre un recorte ambicioso del gasto actual durante los primeros años del siguiente ciclo electoral”. Se refiere a la pretensión de reducir en un 3,7% el gasto sobre PIB durante los próximos tres años, hasta 2017/2018, “un ritmo de reducción conseguido previamente sólo durante el boom de finales de la década de 1980”. 

El economista hace notar asimismo que un signo de debilidad del sistema actual de planificación fiscal es la necesidad por parte de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR por sus siglas en inglés) de incorporar a las previsiones sobre gasto gubernamental “a pesar de la falta de detalle y las amplias dudas sobre su capacidad de ejecución”. Ward concluye que “el señor Osborne se refirió a la tendencia de ministros anteriores de falsear sus datos pero él es igual de culpable de hacer previsiones fantasiosas”. 

Posibles escenarios para el medio plazo

¿Por qué se da por hecho que este sexto presupuesto tutelado por George Osborne va a ser el último? “Las encuestas sugieren que el Partido Conservador afronta una batalla cuesta arriba para ser reelegido el 7 de mayo e incluso si tiene éxito, sigue habiendo interrogantes sobre si George Osborne volverá como ministro”, responde David Page, estratega de AXA IM. Éste coincide en señalar que el ministro de Economía ha empleado este presupuesto preelectoral como “una oportunidad para impulsar las perspectivas de reelección de los conservadores”. 

No obstante, Page recuerda que las cifras presentadas la semana pasada pueden variar, dado que “son proyecciones basadas en los planes fiscales de la actual coalición de gobierno” que abarcan el siguiente trienio. Es decir, que dependiendo del desenlace de los comicios, estos planes podrían variar ostensiblemente. Según los propios cálculos de AXA IM, el déficit podría caer por debajo de los 9.000 millones de libras en los próximos cinco años. No obstante, aporta cuatro diferencias entre las proyecciones aportadas por la OBR y las de la propia gestora. 

En primer lugar, desde la firma prevén que la actividad económica se recupere a un ritmo más firme entre 2015 y 2017, aunque el crecimiento será más suave en términos nominales, en parte como consecuencia de la caída abrupta de los precios del crudo registrada en la segunda mitad del 2014. “Una previsión más reducida del crecimiento del PIB nominal tiene implicaciones negativas para el déficit, al reducir probablemente los ingresos fiscales, y los impuestos por consumo de petróleo probablemente caigan siguiendo el descenso de los precios”, indican. Las proyecciones de la firma para el medio plazo reflejan una tasa de crecimiento inferior, asumiendo la hipótesis de que el crecimiento se acercará a la tendencia seguida hasta ahora y un potencial de crecimiento más cauto. 

El siguiente pronóstico tiene que ver con la política monetaria del Banco de Inglaterra (BoE). En particular, desde la gestora prevén que se relajen los flujos de la Facilidad de Adquisición de Activos (el QE emprendido por el BoE), de tal forma que el ritmo de compras sea inferior al previsto por la OBR. La última proyección atañe a las políticas fiscales: pronostican un endurecimiento equivalente al 1% del PIB británico para el periodo 2015/2016 y del 1,5% en 2016/2017.