Janet Yellen y Mario Draghi aprovechan Jackson Hole para mandar un recado a Donald Trump

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BrookingsInst, Flickr, Creative Commons

El lema del simposio de banqueros centrales celebrado este año en Jackson Hole era “Promoviendo una economía dinámica y global”. Sin embargo, el discurso de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, adoptó otros derroteros, al versar sobre la estabilidad financiera, una década después del estallido de la crisis. Los mercados esperaban con ansia esta intervención y la posterior de Mario Draghi, siendo los mercados de divisas su principal medio para expresar sus esperanzas y temores ante las posibles palabras de ambos: tras la intervención de Yellen, el euro se apreció con fuerza hasta rozar máximos de dos años y medio, por encima de los 1,18 dólares.

Mientras que la inmensa mayoría de participantes de mercado esperaban alguna pista sobre los futuros movimientos de la política de la Fed, la presidenta de la autoridad monetaria estadounidense optó por centrar su discurso en el impacto positivo de las distintas reformas y regulaciones implementadas en EE.UU. durante la última década, incluyendo la Ley Dodd- Frank. Además de subrayar la fortaleza actual del sistema financiero estadounidense, Yellen aprovechó su alocución para mandar un mensaje a Donald Trump acerca de la reforma financiera que está intentando implementar, al declarar que “cualquier ajuste en el marco regulatorio debería ser modesto y preservar el incremento de la resiliencia de los grandes intermediarios y bancos asociados con las reformas puestas en marcha en los últimos años”.

La cabeza visible de la Fed también reivindicó que “el margen y la complejidad de las reformas de la regulación financiera demandan que políticos y analistas sigan alerta tanto en el área de mejoría como de los efectos colaterales inesperados”. Cabe recordar que el mandato de Yellen expirará en 2018 y, dado el tono hawkish de algunas declaraciones de Donald Trump y allegados, muchos especulan con la idea de que no sea renovada en su cargo.

Para Charles St-Arnaud, estratega sénior de Lombard Odier IM, este enfoque en el discurso de Yellen era el menos esperado. En su opinión, la presidenta perseguía “subrayar la importancia de que los bancos estén bien capitalizados, como una manera de evitar excesos y mitigar los riesgos de shocks desestabilizadores a la economía”. Sin embargo, el experto considera que este discurso “probablemente tenga un impacto mínimo o nulo sobre el mercado”.

También resta importancia a las palabras de Yellen –y, en general, de todos los partícipes en el Simposio- Thomas Mayer, analista y fundador del Instituto de Investigación de Flossbach von Storch: “En mi opinión es una excusa de los banqueros centrales para relajarse con todo lo que ofrecen las instalaciones. El coste no es un problema mientras la impresora de dinero siga funcionando”. La expectativa de Mayer sobre los próximos pasos de la Fed es hacia una mayor normalización: “La Fed podría decidir contraer su política monetaria, a pesar de que el IPC se encuentra todavía por debajo de los objetivos de inflación. Esto significa reducir sus balances y una nueva subida del tipo de interés”. 

La crítica de Draghi al proteccionismo

Mario Draghi no dedicó su discurso a hablar de la hoja de ruta del BCE en los próximos meses, sino que optó por ceñirse a la temática que presidía el evento este año. Así, el presidente del BCE habló sobre las posibles maneras de mejorar la productividad, del papel que juegan las nuevas tecnologías en este proceso o el desafío que plantea el envejecimiento de la población, entre otros asuntos.

Draghi aprovechó también su discurso para hacer una defensa cerrada del multilateralismo en oposición al proteccionismo, con críticas veladas a la Administración Trump gracias a afirmaciones como que: “el consenso social sobre los mercados abiertos se ha estado debilitando en los últimos años. Esto está guiado no tanto por la creencia de que los mercados abiertos ya no crean riqueza, sino por la percepción de que los efectos colaterales de la apertura superan a sus beneficios. A la gente le preocupa si la apertura es justa, si es segura y si es equitativa”. En otro momento de su discurso, el presidente del BCE -que puso a la UE como ejemplo de coordinación comercial y regulatoria entre países- declaró abiertamente que “un giro hacia el proteccionismo representaría un riesgo severo para el crecimiento continuado de la productividad y el potencial de crecimiento en la economía global”.

“Draghi es conocido por decir lo que piensa en este y otros eventos similares, con frecuencia en contraste con su estilo de comunicación más precavido cuando, digamos, representa al Consejo Gobernante (como por ejemplo en las ruedas de prensa del BCE o en el Parlamento Europeo)”, recuerda St-Arnaud. Los mercados reaccionaron rápidamente a estas palabras, provocando que el euro continuara su escalada al superar los 1,19 dólares.

Preocupaciones más allá de Jackson Hole

John Bellows, gestor de Western Asset (parte de Legg Mason Global AM), recuerda que la Fed había emitido algunas señales confusas en las semanas previas a la cita en Jackson Hole. Cita por ejemplo a Bill Dudley, presidente de la Fed de Nueva York, que afirmó que el mercado de renta fija está subestimando las posibilidades de que la Fed suba los tipos de interés al menos una vez para finales de año. En cambio, el presidente de la Fed de San Francisco, John Williams, planteó la posibilidad de que quizá el banco central tuviera que volver a recurrir a políticas monetarias creativas si tanto la inflación como el crecimiento se mantuvieran bajos en el medio a largo plazo.

Bellows atribuye la divergencia entre ambos puntos de vista a “la diferencia entre expresar una previsión de crecimiento para el segundo semestre (la Fed es optimista) y expresar un amplio abanico de preocupaciones en torno a la asimetría de riesgos para dichas previsiones y la eficacia de la política monetaria (la Fed está preocupada por los riesgos a la baja y la eficacia limitada de la política monetaria a tipos cero)”. La previsión de Western Asset es que “es improbable que el crecimiento en el corto plazo sea suficientemente fuerte para justificar una subida de tipos”, puesto que la inversión (tanto en la producción como a nivel corporativo) sigue siendo débil.

En el medio plazo, la firma comparte la preocupación de la Fed por la eficacia de una respuesta monetaria a posibles crisis al seguir los tipos muy bajos. “Pensamos que estas preocupaciones adoptarán un papel cada vez más importante en las comunicaciones de la Fed”, concluye Bellows.