El petróleo vuelve a rozar los 40 dólares... ¿Qué deben esperar los inversores?

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tj.blackwell, Flickr, Creative Commons

Y mientras que los coletazos del Brexit siguen marcando la actualidad del verano, la semana pasada los bajistas aprovecharon para devolver al petróleo a las inmediaciones de los 40 dólares el barril (un nivel que, no olvidemos, ya se registró en abril de este año). La caída del precio del crudo fue aplicable tanto al Brent (de referencia en Europa) como al WTI (de referencia en EE.UU.).

Tom Stevenson, de Fidelity Personal Investing (parte de Fidelity International), considera que los últimos movimientos “son sólo el último ejemplo de la habilidad del petróleo para confundir las expectativas del inversor”. Stevenson indica que, aunque es “notoriamente difícil” realizar un pronóstico certero sobre la evolución de esta materia prima, el hecho de que el precio del barril haya caído por debajo de la media durante los últimos 200 días debería persuadir a quienes sigan esperando un rally. Esto desbarataría las expectativas que surgieron durante la pasada primavera sobre que la curva de la oferta y de la demanda volvería a encontrar un punto de equilibrio a lo largo del segundo semestre de 2016.

“Pero nunca fue probable que el movimiento de vuelta a un mercado mejor equilibrado fuera en línea recta. En anticipación de una demanda más elevada, las refinerías redoblaron la producción y ahora hay demasiado petróleo y combustible para aviones esperando para ser usado”, explica el experto. Esto supone que, otra vez, “muchas refinerías están comprando menos crudo y la oferta se está apilando”. Este exceso de oferta se explica una vez más porque la demanda prevista para el verano ha sido decepcionante. “En el mercado clave de EE.UU., la denominada estación de conducción (el buen tiempo alienta a la gente a coger más el coche) pronto llegará a su final. Y con las acciones ya muy por debajo de sus niveles de hace un año, la floja demanda probablemente ponga más presión bajista sobre el precio”, sentencia Stevenson.

El tercer elemento que explica este último revés tiene que ver con el trading de commodities: “En mayo, muchos hedge funds habían puesto en marcha apuestas alcistas sobre el precio, pero desde entonces han revertido esas posiciones a medida que el precio ha descendido”, lo que está contribuyendo a exacerbar el movimiento.

Para Stevenson, la clave es que las principales referencias del crudo no regresen a la zona de mínimos históricos de principios de año. Si lo consiguen, “entonces una energía más barata probablemente sea netamente positiva para la economía global y los mercados de inversión”. El pronóstico del experto es que el barril de crudo se siga moviendo en el rango comprendido entre los 40 y los 60 dólares en el futuro próximo. Curiosamente, la semana pasada el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan declaró que creía que el crudo había hecho suelo en los 40 dólares por barril: “Me resulta difícil imaginar que caiga mucho más, aunque podría”, afirmó, según declaraciones recogidas por Bloomberg.

Razones para el optimismo

Desde Neuberger Berman, el gestor Saurin Shah defiende en cambio una tesis a favor de la recuperación de los precios hacia niveles más altos, y se apoya en un amplio abanico de factores para refutar su argumento. El primero es la previsión de la caída de la tasa de producción de petróleo entre el 5% y el 8% global, que podría ampliarse a entre el 20% y el 50% en el caso del shale oil en EE.UU. “Esta tasa a la baja significa que se requiere de nuevas inversiones y descubrimientos cada año para un reemplazo adecuado de las reservas, sólo para cumplir con la demanda actual”. De acuerdo con datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el exceso global de oferta fue de tan sólo el 1,4% en el primer trimestre del año, con un consumo de 95 millones de barriles al día. “Con la producción cayendo como respuesta a los precios más bajos, y el consumo subiendo por la misma razón, la AIE estima un superávit del 0,3% del consumo en 2016, y pronostica que será eliminado en el segundo semestre de 2016”, señala Shah.

Éste destaca en segundo lugar el crecimiento de la demanda global de petróleo a un ritmo de 1,5 millones de barriles al día durante el primer trimestre. La AIE espera que crezca entre 1,2 y 1,3 millones de barriles al día de media en 2016. La demanda ha sido impulsada especialmente por Asia, con un crecimiento de cerca de un millón de barriles al día en el primer trimestre.

La tercera razón que alienta el optimismo son los indicios de ajuste de la oferta. Según la Administración de Información sobre Energía estadounidense, entre el verano de 2015 y abril de 2016 la producción energética se redujo en 0,8 millones de barriles al día, y se espera que esta tendencia continúe. Según previsiones del organismo, la producción podría caer desde la media de 9,4 millones de barriles al día de 2015 a 8,6 millones en 2017. Paralelamente, el número de yacimientos activos ha caído desde el máximo de 1.650 de 2014 a 371 a finales de julio de este año. La AIE prevé que la producción de países no miembros de la OPEP caiga un 2%, hasta 52,1 millones de barriles al día en 2016. Entretanto, la capacidad media estimada de la OPEP ha caído desde un máximo de 6 millones de barriles al día en 2014 a 3 millones en mayo de 2016, y se espera que se reduzca más.

Sobre los inventarios, el gestor indica que todavía se encuentran por encima de sus medias de diez años, aunque recientemente han empezado a caer, especialmente en EE.UU. La AIE estima que el proceso de ajuste podría durar más de un año. “Sin embargo, es debatible si los inventarios son indicadores adelantados o atrasados de los precios”, comenta Shah. El punto de vista de Neuberger es que son atrasados, por lo que “los precios del petróleo pueden subir, adelantándose a una normalización del nivel de los inventarios”.

Los otros factores que inducen al experto al optimismo son: el alto nivel de quiebras ya declaradas, el cambio en las posiciones especulativas, el incremento de los cortes de suministros, la reducción del capex en la industria y la caída de los nuevos descubrimientos a mínimos históricos.