El papel de las boutiques en la gestión moderna y cómo fondos especializados se van haciendo un hueco en las carteras

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Foto cedida

Toda gestora grande comenzó siendo una boutique. Estos pequeños titanes, como he
comprobado en estos primeros meses como responsable de ventas institucional de Bellevue,
son firmas especializadas en temáticas concretas y que, en un mundo tan competitivo, son
capaces de expandirse por su buen hacer y su flexibilidad para adaptarse a un inversor cada
vez más exigente. La búsqueda de especialización permite a las pequeñas gestoras hacerse un
hueco en las carteras de todos los inversores, aportando diversificación y experiencia.

En un entorno macroeconómico como el actual (ralentización del crecimiento mundial, posible
subida de tipos en EE.UU., ciclo bajista desde hace años en el mercado de las materias primas…)
los fondos multiactivo ofrecen soluciones atractivas. Y es que, en esta etapa de tipos bajos, los
inversores buscan cada vez más inversiones con rendimientos positivos y riesgo limitado, lo
cual no es fácil de encontrar. El fondo BB Global Macro, que en los últimos años ha generado
rendimientos interesantes en fases de mercado muy diversas, reúne esas dos características.
Recientemente ha sobrepasado los 100 millones de euros de patrimonio.

En un entorno complicado de tipos bajos, la flexibilidad es fundamental.

Según Lucio Soso, gestor principal del BB Global Macro, “El precio de los bonos
gubernamentales apenas avanzará y las plusvalías a las que estábamos acostumbrados serán
cosa del pasado”. Por ello es importante tener una cartera neutral equilibrada (75% renta fija
gubernamental y 25% renta variable), donde el gestor tenga la flexibilidad de tomar
posiciones cortas y de asumir cierto nivel de apalancamiento, de cara a lograr rentabilidad
adicional y una mayor estabilidad para la cartera.

Dónde encontrar valor en el entorno actual…

La estrategia del BB Global Macro está enfocada a lograr rentabilidad positiva con una
volatilidad controlada. Para ello apuesta por tener una posición importante en bonos a 10 años
del Tesoro americano, los cuales ofrecen un cupón atractivo y a la vez nos sirven como
cobertura para la exposición que tiene el fondo a renta variable. En cuanto a la renta variable,
el fondo mantiene desde hace tiempo exposición a regiones con políticas monetarias
expansivas, como Europa y Japón, destacando en cuanto a sectores el sector de la salud y el
sector financiero europeo.

¿Cómo podría afectar la subida de tipos en EE.UU. a una cartera balanceada?

Si nos fijamos en el siguiente gráfico, podemos observar que venimos de un ciclo largo (1981‐
2015) de caídas en los tipos de interés (2ª área verde y área blanca), donde los activos
monetarios se han quedado muy por detrás de la renta variable y la renta fija.

Por otro lado, vemos que el periodo comprendido entre 1962 y 1979 (1ª área verde) podría
asemejarse a la etapa que tenemos por delante: subida gradual de tipos de interés. En dicho
entorno de mercado, vemos que la mejor inversión sería una cartera con activos monetarios,
pero hoy en día no es una opción teniendo en cuenta el nivel al que están los tipos de interés.

Por otro lado, las carteras de acciones del S&P y las carteras con bonos americanos a 10 años
tuvieron un buen comportamiento, por lo que una combinación de ambos debería de ser una
buena estrategia si nos encontramos en un escenario similar.

Si por el contrario se produce un brusco repunte de los tipos de interés, como ocurrió desde
1979 hasta 1981 (zona de color sepia), la renta variable y los activos monetarios lo harían
mejor que la renta fija, que acumularía rendimientos negativos en dicho periodo.

 

En definitiva, este tipo de fondos puede aportar valor en las carteras, especialmente en un
entrono como el actual.