El momento de los emprendedores

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Ya en 1942 Joseph Schumpeter alertó de cómo la burocratización del capitalismo estaba acabando con el espíritu emprendedor. En lugar de aceptar los riesgos que el proceso de “destrucción creativa” conlleva, los economistas keynesianos, en íntima armonía con grandes compañías e importantes gobiernos, argumentaban ser capaces de proporcionar orden y prosperidad. La situación ha cambiado desde entonces y los emprendedores de Schumpeter se extienden nuevamente por el mundo.

En el sector financiero, tanto gobiernos como profesionales del sector, habrán de tomar iniciativas que nos ayuden a salir de esta situación. Al igual que los mercados OTC son la semilla de futuros mercados organizados, las nuevas iniciativas con éxito acabarán convirtiéndose en negocios regulados que, como consecuencia, funcionarán con mayor grado de burocracia e inmovilismo, hasta que sea necesario comenzar un nuevo ciclo de innovación

Un mayor control del gasto por parte de los gobiernos, especialmente para aquellas entidades a las que se está sosteniendo con fondos públicos, así como una regulación más adecuada que garantice mayor transparencia en la información, sin olvidar una adecuada fiscalidad de los productos de inversión. No parece muy coherente que el coste fiscal de la plusvalía obtenida por un inversor en Bolsa sea de igual proporción que la obtenida a partir de un fondo de inversión. La inversión a largo plazo, un importante pilar de crecimiento para una economía, debería ser estimulada y recompensada adecuadamente.

Los profesionales innovadores saldrán fortalecidos de la actual crisis financiera, pasando a ocupar cuotas de mercado hasta ahora dominados por negocios tradicionales. El inversor vive momentos de desengaño y falta de confianza, migrando su inversión fundamentalmente a productos seguros, que no le generen pérdidas, aún cuando los beneficios queden cercanos al punto de congelación. Los datos de VDOS al cierre de febrero son claros al respecto; el mayor incremento patrimonial en los dos primeros meses del año corresponde a las categorías de Renta Fija Internacional (8%) y Renta Fija Largo Plazo (6,71%).

Este desencanto puede sólo ser vencido con transparencia e independencia y con un asesoramiento profesional que anteponga el beneficio de sus clientes a cualquier otro factor. El grupo Skandia lo ha entendido así y ha decidido abrir su negocio de banca privada en España. La arquitectura abierta es parte de su propuesta.

No son estas recetas nuevas de éxito. Los grandes distribuidores de fondos cosecharon importantes beneficios en los últimos años. Sin embargo, asesoramiento independiente y transparencia en la información no han sido las notas dominantes del sector de ahorro-inversión en España. La elitista opacidad de la banca privada ha perdido su atractivo tras los escándalos Lehmann y Madoff y ahora el inversor busca claridad y transparencia en la información, junto a una relación en la que el gestor pierda o gane con él. Ejemplos como los de Bestinver y Alfil, en que los gestores han invertido su propio patrimonio en sus fondos, generan un alto grado de confianza entre sus inversores.

Es en este punto donde la figura de los EAFIs puede jugar un importante papel. El éxito (o falta de él) de las inversiones que ellos recomienden repercutirá directamente en la rentabilidad de su negocio como asesor independiente. Para alcanzar ese objetivo deberá disponer de una formación regulada, con certificación EFPA, que le habilite para aconsejar a sus clientes el perfil de inversión más adecuado, de acuerdo con las circunstancias personales de cada uno. Deberá contar asimismo con acceso a servicios de información actualizados y bien estructurados, que dispongan de las herramientas de análisis y de comparación necesarias para identificar el producto adecuado a cada perfil, según el riesgo y horizonte temporal, en la oferta completa de fondos disponibles para su comercialización.

Es el momento de emprender, de innovar y de salir reforzados de una situación que, de otro modo, puede dejar atrás nombres con un largo historial, tal como ha sucedido ya con la banca de inversión estadounidense.