El-Erian niega que las medidas tomadas por la UE solucionen sus problemas de deuda

Mohamed El-Erian, co-responsable de inversiones de Pimco y uno de los gurús de la gestora junto a Bill Gross, cree que la secuencia de las crisis de deuda europea son “depresivamente similares”, siguiendo un mismo patrón con pequeñas diferencias en función del país en cuestión. En un reciente artículo publicado en el Financial Times , asegura que a tenor de la última reunión de los ministros de Finanzas europeos en Bruselas, parece que los políticos parecen empeñados en repetir la historia una y otra vez, en una espiral de lo que llama “activa inercia” que consiste en idear unos planes que no solucionan los problemas de fondo, pues cree que las inyecciones de liquidez son incapaces de combatir una crisis de solvencia. Por eso, el experto propone un plan B.

El-Erian cita el caso de Portugal, que suscitó dudas sobre su capacidad para calmar a los mercados y disminuir los costes de financiación de su deuda, siguiendo los casos de Grecia e Irlanda. “El calvario oficial entró en acción”, afirma en su artículo, añadiendo que la UE habló entonces de flexibilizar su fondo de rescate y fue más allá en su intervención en el mercado, comprando millones bonos portugueses. “Para asegurar aún más el éxito de la intervención, China y Japón señalaron su disponibilidad de comprar instrumentos de deuda europeos”, comenta El-Erian.

El experto critica que se trata del mismo plan que fue utilizado para Grecia e Irlanda y que por tanto, cuenta con las mismas probabilidades de éxito, es decir, “muy bajas”. Así, El-Erian niega que un problema de deuda se pueda solucionar añadiendo nueva deuda a la antigua, una estrategia en la que los políticos europeos parecen estar empecinados. De implementarse, dice el experto, la medida no ayudaría a canalizar los fundamentales de un gran stock de deuda y su adverso impacto sobre el crecimiento, la inversión y el mercado laboral. “En vez de eso, seguirá facilitando la transferencia de deuda desde el sector privado al público”, añade.

Cuatro consecuencias negativas

El-Erian considera que, más allá de la fantasía de que una estrategia de liquidez puede solucionar un problema de solvencia, los políticos deberían debatir el coste de lo que llama “su activa inercia”. De hacerlo, “identificarían cuatro problemas que están complicando aún más la crisis” y que son los siguientes: en primer lugar, sus medidas acelerarán la salida del sector privado de los mercados de deuda de los países periféricos, limitando la demanda futura; además, impulsará a los acreedores a preguntarse quién será el siguiente en contagiarse; además, debilitará la integridad del Banco Central Europeo y probablemente intensificará la mala rentabilidad de los bonos alemanes.

Por eso cree que es necesario adoptar otra estrategia, un plan B que consistiría en la reestructuración de la deuda en algunos países europeos, medida que daría la oportunidad de volver a acceder a estos mercados en el futuro a ratios sostenibles. Un plan que vendría acompañado de medidas para impulsar las perspectivas de crecimiento en los países más endeudados, entre otras ventajas.

“No es fácil diseñar este tipo de plan y ni siquiera su éxito está garantizado, pero al menos no se utilizaría como excusa para fijar una estrategia que se falla de forma repetida y que terminará incluso empeorando la crisis”, apostilla El-Erian.