El caso del bitcoin latinoamericano

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Joel Filipe (Unsplash)

La moneda virtual creada por Satoshi Nakamoto, Bitcoin, no es la única que genera expectación y dudas entre los expertos. El Sitema Unitario de Compensación Regional, mejor conocido como SUCRE, se encuentra entre esas nuevas divisas que pretenden ofrecer alternativas de pago o, como en el caso latinoamericano, reemplazar al dólar estadounidense en el comercio que existe en los países que conforman el Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), entre los que se encuentran Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Uruguay.

Alba fue creada con el objetivo de promover la cooperación y la unidad entre los países miembros. Fue establecido en 2004 en Cuba, como iniciativa del entonces presidente venezolano Hugo Chávez y el líder cubano Fidel Castro. Además de los acuerdos de libre comercio, la organización planteó drásticas medidas para una mayor integración como la propuesta de una moneda única para la región llamada Sucre. Esta idea fue planteada inicialmente por el anterior presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva (país no miembro de Alba), en diciembre de 2008, y un año después la idea fue retomada por Chávez. Este sistema canaliza los pagos internacionales resultantes de las operaciones de comercio recíproco entre los países del Alba a través del empleo de una moneda virtual, el Sucre. El sistema registra exclusivamente las operaciones entre los bancos centrales, en tanto que la liquidación local (pagos a exportadores y cobros a importadores) se efectúa con las respectivas monedas locales de los países miembros.

Diferencias entre Bitcoin y Sucre

Hay varias diferencias entre estas dos monedas virtuales. La divisa latinoamericana, por ejemplo, está gestionada por representantes de los bancos centrales de los países mimebros del Alba, lo cual supuso un impulso para su utilización. Bitcoin, en cambio, no tiene soporte gubernamental. Asimismo, esta última puede ser utilizada por los propios usuarios, mientras que el sucre es una moneda para el comercio, es decir, los importadores y exportadores reciben sus pagos en su moneda local.

Otra gran diferencia es que en un futuro, se espera que el sucre se convierta en una moneda real regional, al estilo del euro. Pero hasta que eso suceda, su empleo se observa sobre todo en la actividad comercial entre Venezuela y Ecuador. En términos generales, el primer año de vigencia del sistema (2010), el intercambio comercial entre los países del bloque alcanzó los 12 millones de dólares, y en los primeros ocho meses de 2013 superó los 850 millones de dólares.

Retos y riesgos

Para que el sucre llegue a convertirse en una moneda real para la región, los países miembros deben primero harmonizar sus políticas económicas. "La creación de un banco central común, con la función de emitir dicha moneda, será el último paso del proceso", explica a International Business Times, el abogado argentino René Alberto Langlois. "Pone a prueba la credibilidad". En este sentido, Daniel Legarda, vicepresidente de la Federación Ecuatoriana de los Exportadores, indicó que el control cambiario en Venezuela "desafortunadamente ha creado incentivos para las transacciones ocultas y un mercado negro", por lo que las autoridades ecuatorianas tienen abiertas varias investigaciones por lavado de dinero.

Por otra parte, Omar Rachid, autor de “Desde el euro al sucre: La economía de la integración de Latinoamérica", indica que aunque el sucre espera ser sustituto del dólar en el comercio latinoamericano, su propia fundación está basada en el dólar. Esto dificulta la posibilidad de que dicha moneda sea completamente independiente. El banco sudamericano se creó con fondos en dólares, y el sucre se sitúa sobre esa base".

Otro obstáculo para el sucre es la aceptación internacional de la moneda, fundamental para que tenga éxito en los mercados globales. "El hecho de que Venezuela es su principal promotor no está ayudando con la percepción internacional de la moneda", explica Rachid. "Pone a prueba su credibilidad". Habrá que ver si el sucre consigue salir adelante, aunque está claro que pasarán años antes de que consiga ser una moneda relevante en la región. Como bien indica Rachid, "Incluso el euro tomó medio siglo para convertirse en la moneda única de Europa".