El Banco Mundial prevé un crecimiento para Latinoamérica del 4,5% en 2011

A medida que van dejando atrás la crisis financiera, los países en desarrollo necesitan concentrarse en enfrentar los retos específicos de cada país, como equilibrar el crecimiento a través de reformas estructurales, hacer frente a las presiones inflacionarias y abordar el elevado precio de los productos básicos. “La crisis financiera ha terminado para la mayoría de los países en desarrollo,” afirmó Andrew Burns, gerente de Macroeconomía Mundial y principal autor del informe. “Los esfuerzos deben centrarse ahora en retornar la política monetaria a una situación más neutral y reconstruir los colchones fiscales que permitieron a los países en desarrollo responder a la crisis con políticas anti cíclicas. Las perspectivas a medio plazo van a depender cada vez más del tipo de reformas sociales, reglamentarias e infraestructurales de actuación lenta que generen una mejora de la productividad y un crecimiento sostenible”.

El fuerte crecimiento en la mayoría de las economías en desarrollo ha supuesto un aumento de los precios de los productos básicos, una inflación creciente y el posible retorno de afluencias de capital desestabilizadoras, con el endurecimiento de las políticas monetarias y el aumento de las tasas de interés. “Muchas economías en desarrollo están operando por encima de su capacidad y corren el riesgo de sobrecalentamiento, sobre todo en Asia y América Latina. La política monetaria ha respondido, pero puede que las políticas fiscales y de tipo de cambio tengan que ejercer un papel más importante para controlar la inflación”, señaló Hans Timmer, director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial. La inflación en los países en desarrollo alcanzó un nivel interanual de casi el 7% en marzo de 2011, más de 3 puntos porcentuales por encima del mínimo de julio de 2009.

La región de América Latina y el Caribe se recuperó de la crisis y creció un 6% en 2010, el nivel máximo en tres décadas. Se proyecta una reducción del crecimiento del PIB hasta un ritmo más sostenible del 4,5% en 2011, hasta desacelerarse al 4% para 2013, una tasa de crecimiento congruente con el potencial económico subyacente. La ralentización será más pronunciada en aquellos países que experimentaron la recuperación más fuerte de la crisis (por ejemplo, Argentina y Brasil), a medida que el endurecimiento de las políticas contribuya al enfriamiento de la demanda interna. El crecimiento en el Caribe se acelerará marginalmente hasta el 4,1% en 2011, como consecuencia del fuerte crecimiento continuado en la República Dominicana y la expansión impulsada por la reconstrucción en Haití. El crecimiento en otros países del Caribe se verá frenado por la modesta expansión prevista del sector turístico y las remesas. Se prevé una aceleración del crecimiento en América Central (a excepción de México) hasta alcanzar el 4%, ya que los mercados laborales de los países ricos solo mejorarán gradualmente, lo que mantendrá un ritmo moderado de crecimiento de las remesas y el turismo.