El aumento de la dispersión en los mercados emergentes: una oportunidad para obtener rentabilidad

Andre__Themudo
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TRIBUNA de André Themudo, miembro del equipo de ventas de BlackRock Iberia. Comentario patrocinado por BlackRock.

Es sabido que la evolución de los mercados desarrollados, sus agendas legislativas, el afán de algunos de sus gobiernos por tomar últimamente posturas más proteccionistas, las políticas de sus bancos centrales o sus indicadores macroeconómicos, entre otros factores, impactan de una manera u otra y en grados diferentes en los distintos mercados emergentes. De ahí que la selección de países y la gestión de la duración sean fundamentales para evitar caídas y mitigar, en cierta medida, los periodos de estrés y volatilidad de los mercados.

La buena noticia es que la renta fija de mercados emergentes es una clase de activo diversa y que este contexto político y regulatorio de los mercados desarrollados está impulsando aún más dicha dispersión, ofreciendo atractivas oportunidades a los gestores más hábiles para saber aprovecharlas. Una posible guerra comercial y las elecciones francesas son riesgos a monitorizar, a medida que los flujos de entrada en deuda emergente podrían comprimir aún más las valoraciones.

Empezamos a ver cómo los estímulos monetarios se están retirando gradualmente y que la Administración de Donald Trump, tras cinco meses desde las elecciones presidenciales estadounidenses, se está empezando a plantear la aplicación de una política presupuestaria expansionista. Como resultado, esperamos que la deuda de mercados emergentes continúe jugando un papel importante y que sus rentabilidades aumenten.

Una vez más, la historia nos demuestra que la deuda emergente puede arrojar rentabilidades positivas en un contexto de reactivación económica mundial como el que estamos viviendo, siempre y cuando sus fundamentales sean sólidos, y ése sigue siendo nuestro escenario base para 2017. La deuda emergente ha empezado este año con fuerza: los diferenciales de los bonos emergentes denominados en divisa fuerte están ahora más ajustados que antes de las elecciones estadounidenses. Creemos que la mejora de los fundamentales justifica esta compresión. Además, el crecimiento de los mercados emergentes se está acelerando a medida que van pasando los meses, impulsado por la exportación y la producción industrial, y los precios del petróleo se ven apuntalados por la marcada reducción de la producción por parte de la OPEP. Finalmente, lo que es más importante, el crecimiento de China se mantiene estable, un factor determinante para este crecimiento positivo.

En nuestra opinión, la deuda de los países emergentes cuenta con una posición óptima para recibir los flujos de inversión internacional procedentes de otros activos de renta fija que arrojan un rendimiento inferior y que podrían registrar un comportamiento negativo debido a la gradual normalización de las políticas monetarias. Además, los diferenciales de la deuda emergente pueden actuar a modo de protección ante la subida de tipos en los mercados desarrollados.

En aras de lograr unos ingresos estables este año, priorizamos mantener una gestión activa en duración (con un claro sesgo hacia duraciones cortas) y selección de mercados; priorizamos los productores de materias primas, que arrojan una elevada rentabilidad, frente a los exportadores de productos manufacturados, cuyos rendimientos son inferiores, y evitamos las inversiones que puedan registrar resultados muy opuestos. Además favorecemos las emisiones denominadas en divisa fuerte frente a aquellas denominadas en divisa local. En este contexto, creemos que las estrategias flexibles de retorno absoluto son óptimas para captar estas oportunidades.