El ahorro previsional voluntario como mitigante de los efectos de la informalidad

 

La raíz de los problemas de este sistema se debe buscar en el natural crecimiento que se ha dado en la esperanza de vida. Un sistema pensado para los parámetros demográficos del siglo XIX, difícilmente se pueda continuar aplicando sin fisuras en el siglo XXI.

En los países emergentes, especialmente en los latinoamericanos, esta situación demográfica se agravó debido a la emigración de mano de obra joven y en general, a una mala administración de los fondos por parte de entidades estatales.

Se llegó así a un deterioro en la relación activo-pasivo imposible de sostener, y a un costo fiscal que crecía año tras año.

En las décadas de los 80 y 90, varios países –especialmente los latinoamericanos en donde los problemas demográficos, de emigración y fiscales estaban colapsando- comenzaron la ruta de cambiar sus sistemas previsionales.

Por el contrario, aquellos países que continuaron con sus sistemas de reparto, hoy enfrentan la imposibilidad de hacer frente a los compromisos explícitos o implícitos asumidos y así, recurren a cambios paramétricos en el sistema: aumento de la edad de retiro, reducción de la tasa de reemplazo (relación entre pasividad y salario), aumento de los años de trabajo requeridos para configurar causal jubilatoria.

En los países que encararon la reforma previsional, los sistemas se han ido perfeccionando. Los más avanzados incorporaron multifondos, a efectos de permitir que distintos perfiles etarios de afiliados tuvieran distintos riesgos, adecuaron las inversiones permitidas a nuevos instrumentos y comenzaron a estudiar nuevos problemas económicos que afectaban al sistema aunque no se generaran en él. Este es el caso del informalismo.

Distintos estudios, con metodologías derivadas de encuesta de hogares o de estimaciones indirectas (como el método del circulante), señalan que el informalismo en latinoamérica continúa en niveles elevados a pesar del extraordinario crecimiento económico que estos países han tenido en los últimos años.

En Uruguay, el porcentaje de trabajadores informales respecto a la población ocupada es de 28% y si bien es sensiblemente menor que el de años anteriores, igualmente resulta elevado, teniendo en cuenta que la economía está creciendo a tasas superiores al 6% y que el desempleo se encuentra en niveles friccionales.

Esta población informal, no aporta ni al sistema de reparto ni al sistema de cuentas individuales: no tendrá una prestación de jubilación normal en su retiro, sino que pasará a engrosar la lista de personas que obtienen un subisidio o pensión a la vejez, como se le conoce en Uruguay.

Actualmente, más de 75.000 personas reciben este tipo de pensión. Pero si pensamos que más de 400.000 son las personas ocupadas en puestos informales, el crecimiento de esta cifra de pensionados y con él de nuevos problemas fiscales, será inevitable.

Es necesario pues, insertar esta población informal en el circuito de ahorro previsional y ello es posible a través del ahorro voluntario.

El ahorro previsional volunario (realizado por el trabajador en su cuenta previsional individual) o el depósito convenido (realizado por el empleador en la cuenta previsional del trabajador) tiene las siguientes virtudes:

a.Mejora tasa de reemplazo.

b. Mitiga algunos de los problemas derivados de la informalidad 

c.Alivia la cuentas públicas intertemporalmente.

d. Contribuye a incrementar el ahorro y la inversión.

En la siguiente gráfica es posible observar la evolución de la tasa de reemplazo (relación entre pasividad y salario) de un trabajador que tiene una cuenta en UniónCapital AFAP, en Uruguay. Si su densidad de cotización es 1, es porque toda su vida activa estuvo en la formalidad. Si su densidad de cotización es menor que 1 es porque tuvo episodios de trabajo informal.

En este ejemplo, tenemos un trabajador que tiene episodios de informalidad en el 20% de su vida activa (densidad de 0.8). Es posible ver que con un pequeño ahorro previsional mensual, su tasa de reemplazo se acerca a la que tendría si tuviera una densidad de cotización de 1.

 

El desafío es pues, poder llevar el ahorro previsional voluntario a los trabajadores, especialmente a los de menores ingresos y

especialmente a los que tienen huecos en su cotización debido a la informalidad. 

 

Para ello, UniónCapital AFAP propone:

•flexibilzar el sistema permitiendo retiros de estos ahorros en ciertas condiciones,

•exonerar explícitamente este tipo de ahorros de impuesto a la renta de las personas físicas,

•incluir este tipo de ahorro por defecto en los programas sociales,

•incorporar el tema en las matrices de promoción de inversiones,

•fomentar una mayor bancarización,

•fomentar una mayor cultura financiera.