Dos gráficos que resumen el año para los inversores en high yield… y pistas sobre lo que deben esperar de aquí en adelante

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laogooli, flickr, Creative Commons

El high yield fue uno de los activos que se presentó con perspectivas más prometedoras a principios de 2015: aunque era cierto que los diferenciales estaban algo comprimidos, la continuación de la actividad emisora, la baja tasa de impago, la demanda de rentabilidad y su mejor capacidad para absorber una subida de tipos seguían otorgándole atractivo a ojos de los inversores. Sin embargo, el final de este año se ha revelado amargo para muchos de los que se han aventurado en esta clase de activo. Stefan Isaacs y James Tomlins, ambos gestores de M&G Investments, tratan de dar respuesta a lo que ha pasado. 

Stefan Isaacs resume el fracaso del high yield en una sola frase: “Emitir más deuda, y a pesar de hacerlo con frecuencia a mínimos de récord, no se ha traducido en una estrategia ganadora en 2015”. Pone por ejemplo la deuda emitida por cuatro de las grandes mineras británicas: Anglo American, BHP Billiton, Glencore y Rio Tinto, que después de emitir deuda a tipos muy bajos (Anglo America emitió un bono a cinco años al 1,5% y Glencore otro al 1,25%) sufrieron problemas que pusieron a sus respectivos bonos bajo estrés. Esto lleva al gestor a concluir que “aunque los beneficios y, por tanto, las valoraciones de renta variable ya han entrado bajo presión en el primer trimestre de 2015, los mercados de renta fija parecían optimistas”. 

El gestor describe que muchas de estas compañías sin grado de inversión que fueron capaces de financiarse en la primera parte del mercado empezaron a sufrir estrés, por lo que decidieron anunciar campañas de saneamiento de sus balances que implicaban la promesa de desapalancamiento. “De repente, los intereses de bonistas y accionistas parecían muy en línea, con los inversores cuestionando la sensatez de emitir demasiado apalancamiento financiero, escrutando la calidad de los activos y la generación de flujos de caja”, describe. 

Para el experto, el segmento de este mercado en el que han sido más evidentes los riesgos cíclico y de apalancamiento ha sido en el high yield estadounidense, particularmente en el sector energético: “Habiendo financiado mucho de la reciente revolución del shale gas y petróleo, los inversores en high yield estadounidense se están curando serias heridas”, dado que al haber caído el precio del crudo a la mitad en los últimos doce meses, “tanto bonistas como accionistas están sentados sobre grandes pérdidas de cara a 2016, con la perspectiva de que se vayan a producir grandes reestructuraciones”. 

Isaacs insiste en que tanto los inversores en renta fija como en renta variable deberían seguir teniendo presente el riesgo de un apalancamiento excesivo en sectores cíclicos. “La deuda puede muy bien ser un sostén al balance de hoy de una empresa, permitiéndole crecer e invertir, pero raramente es la panacea para una acción que se comporta peor que el mercado”, por lo que recomienda evitar a las compañías en esa situación. 

Es una postura similar a la que describe James Tomlins: el gestor señala que 2015 ha sido un año con rentabilidades sólidas para el high yield europeo, pero no espectaculares dado que los retornos totales se situaron un poco por debajo del 3%, frente a los números rojos de EE.UU. y a que la tasa de impago se ha situado en el mínimo del 0,14% en los últimos doce meses (hasta el mes de noviembre).

“Los números generales están bien, pero enmascaran algunos grandes bolsillos de debilidad dentro del mercado. Algunos bonos han visto grandes pérdidas. Quizás el más notable haya sido la caída del 86% en el precio de los bonos emitidos por Abengoa”, señala el gestor, que aporta una lista de grandes fracasos dentro del universo high yield durante este ejercicio que clasifica en cinco categorías: compañías que han hecho ingeniería financiera y cuentan por tanto con necesidades complejas de financiación, así como exposición a mercados emergentes; emisores brasileños; compañías con una exposición significativa a la caída del precio de la energía; fabricantes de acero y minoristas en apuros (puede visualizar el gráfico también aquí)

A la vista de estas grandes pérdidas concentradas en unos cuantos emisores, su conclusión es que “has tenido un buen año si has conseguido esquivar la mayoría de los fracasos”.  No obstante, el aspecto más interesante para Tomlins es que “el mercado europeo no ha sido inmune a las fuerzas que han guiado al estadounidense, y los inversores todavía necesitan estar al tanto de los riesgos”.