¿Cuánto tiempo se espera que dure este periodo de paz en los mercados?

MarkBurgess
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La renta variable y la renta fija mundiales siguieron avanzando en junio de 2014; el índice MSCI World subió un 1,83% en dólares estadounidenses, mientras que el índice JP Morgan Global Government Bond generó una rentabilidad del 0,69% también en dólares estadounidenses. A escala regional, la renta variable británica se situó entre las más rezagadas durante el mes, puesto que los reveses en las ganancias derivadas de la mayor fortaleza de la libra esterlina menoscabaron la confianza. En cambio, la renta variable japonesa obtuvo una sólida rentabilidad tras las últimas noticias de que el Fondo de Inversión de las Pensiones del Gobierno de Japón (GPIF) aumentará su exposición a la renta variable, lo que avivó la confianza.

Este anuncio sobre el GPIF cobra cierta relevancia, ya que el patrimonio de este fondo ronda los 1,2 billones de dólares. Las acciones japonesas también se vieron impulsadas por las declaraciones del primer ministro Shinzo Abe al rotativo Financial Times, en las que afirma su verdadero compromiso con la «tercera flecha» en el marco de la «Abenomics» (es decir, promover la aceleración del crecimiento económico en Japón) en vez de centrarse exclusivamente en las políticas fiscal y monetaria. Desde el inicio de 2014 hasta la fecha, los inversores se han beneficiado de unos niveles bajos de volatilidad en cualquier mercado, lo que se traduce en un impulso al unísono para la renta fija y variable.

La pregunta debe ser la siguiente: ¿cuánto tiempo se espera que dure este periodo de paz y tranquilidad? Las últimas noticias de Portugal han demostrado que el sector bancario puede ser todavía una caja de Pandora llena de imprevistos no deseados, si bien estos son más de corte idiosincrásico que sistémico; los mercados aguardarán ahora un diagnóstico más completo sobre la «salud» de la banca europea, que deberá obtenerse una vez que el BCE concluya este año sus pruebas de resistencia. El recrudecimiento del entorno geopolítico con respecto a principios de año no deja lugar a dudas, con las tensiones actuales entre Rusia y Ucrania, y la inquietud en torno a la situación de Irak y Siria, que podría tornarse aún más inestable por el creciente ímpetu del grupo yihadista Isis.

En EE. UU., la Reserva Federal ha anunciado el final de su programa de compras de bonos para finales de este año. Salvo las últimas noticias de Portugal, los mercados han aceptado en gran medida todos estos cambios. Si bien esta situación encaja con nuestra posición en favor de la renta variable, nos ha dejado ciertamente perplejos, ya que la subida de los rendimientos de la deuda en las economías centrales, que esperábamos en el inicio de 2014, no se ha materializado.

En cuanto a la evolución que seguirán los mercados de renta fija a partir de este momento, consideramos que resulta muy difícil mostrar una postura optimista respecto a la deuda pública de los países centrales. Los débiles datos del PIB estadounidense para el primer trimestre pueden haber servido de impulso para el precio de los bonos de las economías centrales, si bien la normalización de las políticas está produciéndose —aunque a un ritmo lento— en EE. UU. y en el Reino Unido, por suerte o por desgracia para los mercados de renta fija.

Desde nuestro punto de vista, el crédito corporativo sigue siendo más interesante que la deuda pública, aunque ahora se dan signos inequívocos de que las sociedades no financieras vuelven al apalancamiento en sus balances de forma incipiente. Aunque se trata de un factor positivo en general para la deuda de alto rendimiento (ya que las adquisiciones suelen consistir en que una empresa con mayor calificación crediticia compra otra con menor calificación), no se revela tan favorable para la deuda con calificación investment grade. De todas maneras, dado que los balances están mucho mejor saneados que aquellos de los emisores soberanos, seguimos convencidos de que el crédito reviste cierto atractivo por el momento.

En los mercados de renta variable, seguimos mostrando nuestro optimismo en torno a las perspectivas para lo que queda del año, con unas posiciones sobreponderadas en el Reino Unido y Japón en nuestro modelo de asignación de activos. La previsión de beneficios en el Reino Unido se ha visto recientemente lastrada por un entorno adverso como consecuencia de la pujanza de la libra esterlina, si bien la situación parece más halagüeña en términos de moneda común. El Reino Unido también se beneficia de un atractivo rendimiento por dividendos, lo que a nuestro juicio tiene visos de mantenerse como un factor favorable en un entorno de bajo crecimiento y baja rentabilidad. La renta variable japonesa cuenta con una valoración atractiva frente a la renta variable del resto de economías desarrolladas, y los últimos comentarios de Shinzo Abe muestran su determinación para conseguir que la «Abenomics» funcione.

En nuestra opinión, el verdadero reto radicará en estimar cuándo se ralentizará el ritmo en la revisión de las cotizaciones de la renta variable. Con la destacada excepción de EE. UU., el crecimiento de los beneficios no es sencillamente lo bastante rápido para conseguir un avance notable de las acciones desde los niveles actuales. El mes de agosto se caracteriza por su tradicional sosiego en la renta variable, debido a los bajos niveles estacionales en los flujos de caja y la volatilidad; sin embargo, como demuestran los últimos acontecimientos, resulta peligroso dar por hecho que la política monetaria acomodaticia es la cura de todos los males.