Crisis bursátil de primera magnitud en Brasil

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Fernanda Fronza, Flickr, Creative Commons

Pánico en Brasil. El estallido de un caso de corrupción ha tenido un impacto muy directo sobre la Bolsa de São Paulo, que ayer experimentaba el mayor hundimiento vivido por el Bovespa desde la caída de Lehman Brothers en 2008. La publicación de una grabación en la que el presidente Michel Temer autorizaba sobernar al ex presidente de la Cámara de Diputados para comprar su silencio ha sido el detonante que ha hecho que muchos inversores decidiesen deshacer masivamente posiciones en la bolsa brasileña, provocando un descalabro del 10% que obligaba a las autoridades a suspender durante 30 minutos la negociación. El desplome al cierre de la sesión fue del 8%. Es el punto final a la confianza que habían mostrado los inversores en Temer y en su capacidad para sacar adelante su programa liberal. Ahora, las dudas sobre su continuidad al frente del Ejecutivo parecen evidentes, sobre todo teniendo en cuenta que el Tribunal Supremo ha autorizado investigar a Temer y que el presidente tiene un grado de aprobación del 10%... y bajando.

“Brasil vuelve a navegar por aguas turbulentas”, asegura Craig Botham, economista de mercados emergentes de Schroders, quien recuerda cómo la confianza económica había aumentado en el país después de que Dilma Rousseff fuese apartada del poder, lo que parecía haber conducido a una recuperación de la actividad económica. “Ahora esta recuperación podría estar en peligro”, afirma Botham. En primer lugar, el experto cuenta con una depreciación del real brasileño (ya se ha desplomado un 7% frente al dólar y el euro), que podría provocar una cierta reevaluación de las expectativas. En segundo, con que el banco central tenga que sopesar la probable debilidad que sufrirá la actividad económica si el programa de reformas se aparca y Temer es expulsado del Gobierno o pasa el resto de su mandato limitándose a luchar por sobrevivir. A los inversores les inquieta el impacto que todo esto pueda tener de cara a las elecciones presidenciales de 2018 o las de 2017, si se produce un adelanto de los comicios, ya que las probabilidades de que vuelva Lula Da Silva aumentan.

“Nos preocupa volver a ver una presidencia de Lula. Su programa es muy diferente al del Temer. Aunque el ex presidente se enfrenta a una investigación criminal, las encuestas todavía lo sitúan entre los favoritos”, reconoce Botham. Sin embargo, también podría darse otro escenario: el de que gane un candidato desconocido. “Parece totalmente plausible que los brasileños decidan que, si todos los políticos son corruptos, lo mejor es elegir a uno que no imponga austeridad y reformas dolorosas. Temer se había comprometido a no presentarse a la reelección, aunque ahora eso parece que está fuera de sus manos”. Un punto de vista más optimista podría ser que las acusaciones contra Temer agudizasen la ira de los brasileños contra la corrupción y ganase un candidato alternativo. “Joao Doria, alcalde de São Paolo, un hombre recién llegado a la política, es un potencial candidato, ya que no está relacionado con los escándalos de corrupción, si bien –como hemos visto en otros lugares- la búsqueda de un extraño también puede producir resultados menos favorables”.

Desde Amundi también se muestran muy preocupados por la situación que vive Brasil. Karine Hervé, analista y estratega de la gestora, está convencida de que, si no aparece pronto “un candidato unificador para las elecciones presidenciales de 2018, no será bueno para el país”. Dadas las complejidades de Brasil en términos de distribución de poderes políticos en estados, junto con la manera en que se implementen las reformas, los escándalos de corrupción y el fuerte déficit presupuestario que sigue soportando el país, “los riesgos políticos y sociales no se pueden ignorar”. A pesar de la mejoría de los datos macro, lo cierto es que la sustitución de Dilma Rousseff por Michel Temer como presidente de la República no ha contentado a la sociedad brasileña, al continuar los graves problemas de corrupción en el país. “Mientras que el Gobierno de Brasil se ha comprometido a reformar el país, las medidas tomadas ya han llevado a millones de brasileños a las calles”, recuerda la experta.

A todo esto hay que añadir otros obstáculos que existen para la recuperación económica. Thuy Van Pham, economista de mercados emergentes de Groupama AM, los enumera. En primer lugar está la falta de apoyo del consumo privado. “Las ventas minoristas marcaron, en enero de 2017, su 24ª caída consecutiva. A pesar de la recuperación desde su punto más bajo en septiembre de 2015, el índice de confianza del consumidor se mantiene por debajo de los niveles observados en el pasado en línea con el deterioro del mercado de trabajo y la continuada caída de los salarios”. En segundo término cita los mayores costes de financiación. “Las fuertes caídas del tipo de interés SELIC (-200 puntos básicos desde octubre de 2016) han sido neutralizados por una desaceleración más marcada de la inflación, por lo que el tipo de interés real permanece relativamente sin cambios y alto (7,4% en marzo)”. En último lugar la experta apunta al estrecho margen de maniobra fiscal: el déficit primario se amplió aún más. Está en el 2,6% del PIB en 2016 frente al 1% de 2015.