Cómo analizar un ETF en cinco pasos

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El mercado está cambiando y cada vez más inversores están apostando por la gestión pasiva. Esto ha obligado a Morningstar a incluir a los ETF y a los fondos indexados dentro de su estructura de análisis. Inicialmente, esto le creaba un problema a Morningstar, ya que la configuración de su sistema para el análisis de fondos de gestión activa estaba basado en cinco factores (persona, proceso, casa gestora, rentabilidad y precio) que podrían no tener tanta relevancia en un producto de gestión pasiva. Sin embargo, desde un primer momento estuvieron decididos a no crear una estructura paralela. El modelo les servía. “Queríamos tratar a los fondos pasivos no exactamente igual que a los activos, pero no discriminarlos desde el punto de vista analítico porque un fondo de gestión pasiva es simplemente una herramienta más a disposición de los inversores”, explica José García Zárate, director asociado y analista de fondos pasivos en Morningstar.

García Zárate da las claves para analizar a los ETF y fondos indexados siguiendo los factores de Morningstar, metodología que la firma utiliza para otorgar los rating cualitativos a estos productos. Empezaron haciéndolo sobre determinadas estrategias de gestión pasiva de Reino Unido y, poco a poco, siguen ampliando su radio de acción, hasta rondar actualmente los 125 ETF domiciliados en Europa con rating.

1. Análisis del equipo gestor. Según Zárate, aunque es obvio que la gestión de un producto pasivo está altamente mecanizada, detrás de esa gestión mecanizada hay muchos profesionales cuyo trabajo es asegurarse de que esa gestión mecanizada se realiza de una manera adecuada. “Replicar un índice no es una tarea sencilla y, por lo tanto, hay que destruir este mito de que no hay personas detrás de los fondos de gestión pasiva. Hay profesionales altamente cualificados que trabajan en cómo replicar, técnicas estadísticas de muestreo… Dicho todo esto, también es cierto que el pilar de personal no va a tener un peso tan importante como lo tiene en el análisis de un fondo de gestión activa”, reconoce.

2. Análisis del proceso. Para el experto, se trata de un pilar muy relevante. Tiene dos vertientes. La primera es el análisis del índice. “Muchos inversores, a la hora de considerar fondos de gestión pasiva, se fijan en cómo hace la replica el producto. Éste es un paso importante, pero secundario. La clave está en entender qué índice está replicando el fondo porque la rentabilidad del producto y el mérito que va a tener la estrategia como oportunidad de inversión va a estar íntimamente determinado por el índice. El índice es fundamental. A la hora de emitir un rating sobre un producto, tiene un peso muy importante en nuestra decisión final. Valoramos índices que representen al mercado de una manera fidedigna y supongan una oportunidad de inversión óptima a largo plazo”, señala.

Descartan, por ejemplo, los índices de renta fija que miden una parte determinada de la curva de rendimiento, al considerar que son utilizados de manera muy técnica y no representan al mercado. García Zárate reconoce que este trabajo de análisis se está complicando significativamente, ya que estamos en la segunda fase de la evolución de productos de gestión pasiva, en la que ya no solo están los fondos que replican los índices que te dan exposición al mercado europeo de deuda, sino de índices que intentan capturar factores muy bien analizados desde el punto de vista académico –sobre todo en el mundo de la renta variable- y que están haciendo el trabajo para los gestores activos más difícil, porque esa oportunidad de añadir alfa la puedes incorporar a tu cartera con un producto que simplemente replica un índice con unos costes menores.

La segunda vertiente del análisis del proceso viene dado por el tipo de réplica. “Es un análisis muy descriptivo y no tiene tanto peso como el análisis del índice. Tenemos una visión neutral de las distintas modalidades de replicación. Tanto la física como la sintética tienen sus ventajas como sus inconvenientes. En Europa, la mayoría de los inversores están en productos de réplica física y eso es algo que responde a las preferencias de los inversores. Aquí lo más interesante es centrarse en el préstamo de títulos, la reinversión de los dividendos… aspectos que hacen que la réplica de un índice no sea algo tan sencillo y donde entra en juego la habilidad de los profesionales que están detrás del proceso”, explica.

3. Análisis de la gestora. Lo importante para Morningstar es que la casa esté alineando sus intereses con los de los inversores. “Cuando analizamos ETF y fondos indexados, queremos saber si la gestión pasiva es una operación central a su línea de negocio o periférica porque la gestión necesita mucha inversión en tecnología y una casa gestora que vea la gestión pasiva como algo periférico no va a asignar recursos para mejorar los procesos tecnológicos, que es algo que hay que hacer de manera continuada”.

4. Análisis de la rentabilidad. En primer lugar, lo que hacen en Morningstar es asegurarse de que el producto está replicando el índice. “Este va a ser un tema quizás secundario. La mayoría de fondos de gestión pasiva suelen tener un historial de tracking bastante ajustado. Nuestra misión es encontrar aquellos fondos donde exista alguna divergencia y tratar de entender de dónde surge esa divergencia porque, en muchas ocasiones, el hecho de que el fondo no esté replicando el índice de forma fiel se debe a factores perfectamente explicables, como por ejemplo el tratamiento fiscal de los dividendos. Hay muchas diferencias entre lo que es una construcción teórica –que es un índice- y una aplicación práctica –que es un fondo de gestión pasiva-. Se pueden hacer muchas aplicaciones adicionales que pueden mejorar el tracking y al revés. Lo más importante para valorar un fondo pasivo como oportunidad de inversión es compararlo con todos sus competidores dentro de su categoría, también con los de gestión activa”.

5. Análisis del precio. Se trata de un pilar que tiene un peso muy importante en la decisión final de Morningstar a la hora de asignarle un rating. “Comparamos unos fondos pasivos frente a otros fondos pasivos para ver cuáles son más baratos o caros entre ellos. Es un análisis que va mucho más allá de analizar las comisiones de gestión porque unas comisiones de gestión que en principio pueden presentarse como altas, a través de operaciones de gestión (como el préstamo de títulos) resultan en un tracking difference mucho menor que la comisión anual de gestión. Esto demuestra que hay mirar mucho más allá de las cifras que aparecen en las fichas de los fondos”, concluye el experto.