¿Cómo está la salud de la banca europea? Claves del examen que va a pasar en octubre

¿Estamos de nuevo ante la parábola de Pedro y el lobo? En años anteriores, a pesar de los mensajes tranquilizadores sobre la solidez y solvencia de los bancos europeos, un aprobado en los test de estrés no siempre ha sido garantía de calidad, como fue por ejemplo el caso de los bancos irlandeses (Bank of Ireland y AIB) en 2010. En el mes de octubre va a ejecutarse un nuevo test a la banca europea, que irá en esta ocasión acompañado de la revisión AQR que va a efectuar el BCE antes de asumir el rol de nueva autoridad bancaria europea, el paso necesario para formar una auténtica unión bancaria. Deutsche AWM se centra en las implicaciones de este examen a la banca en el último informe de su jefe de inversiones, Asoka Wöhrmann.

Desde la firma recuerdan que los verdaderos objetivos que persigue la UE con la unión bancaria es impulsar la estabilidad financiera, terminar con la fragmentación del mercado bancario y acabar con la brecha de rentabilidad exigida a las empresas de la periferia respecto a las del núcleo. Desde la gestora aportan un dato en este punto: un 36% de compañías de la periferia, especialmente las de pequeño y mediano tamaño, han tenido problemas para financiarse en el mercado. “Al dar este paso, el BCE espera romper el círculo vicioso en donde el coste fiscal de rescatar a los grandes bancos se alimenta de una mayor inestabilidad”, añaden. Los expertos también recuerdan los tres pilares sobre los que se va a sustentar la unión bancaria: una autoridad supervisora (el BCE), el mecanismo único de resolución (SRM por sus siglas en inglés) y un esquema común de garantías de depósitos, aunque este último se haya quedado fuera de las negociaciones. Por el momento se ha aprobado el SRM, con una dotación de 55.000 millones de euros.

A través del mecanismo único de supervisión (SSM), el BCE tendrá la labor de revisar el sistema de concesión de crédito de las instituciones financieras en la eurozona a partir del próximo 4 de noviembre. El informe sobre la calidad de los balances bancarios (AQR) está revisando actualmente 120 bancos para comprobar que cumplen con los estándares de calidad, mientras que los test de estrés se encargarán de evaluar si los bancos disponen de un “colchón” para superar situaciones de estrés que pongan en compromiso su solvencia.

En el peor de los escenarios posibles, los bancos deberán estar listos para una caída del 0,7% en el PIB real de la eurozona este año, para una caída del 1,5% el año que viene y para un descenso del 0,1% en 2016. Otros supuestos con los que tendrán que lidiar, recuerdan desde Deutsche AWM, es un alza de la tasa de desempleo de la eurozona hasta el 13% en 2016 y una caída del 20% en los precios de la vivienda. Las pruebas también tienen en cuenta reveses en los mercados de la renta fija y la variable, crisis en las divisas de Europa central y del este y pérdidas en los bonos soberanos.

Teniendo en cuenta que la ratio de Tier 1 en un escenario de calma debería ascender al 8%, aquellos bancos que consigan resistir un test con todas estas adversidades y que aguanten por encima del 5,5% recibirán el aprobado. Aquellos que no lo logren, tendrán un periodo de 14 días para explicar cómo pretenden captar ese capital necesario. Quienes suspendan definitivamente la AQR, tendrán la obligación de ampliar su capital en un periodo de seis meses.

Críticas a las nuevas pruebas a la banca

Deutsche AWM tiene un par de críticas con respecto a la fiabilidad de estas pruebas. La primera, que a pesar de la complejidad de las mismas, “el test no considerará lo que podría suceder en escenarios de desastre real como en la crisis que experimentaron los bancos en 2008 y 2009”. La segunda crítica es que, en su opinión, “no se le ha prestado suficiente consideración a los activos tóxicos”. Esto les lleva a señalar que “hay sospechas de que, aunque este test de estrés sea más dura que los ejecutados en el pasado, una vez más ha sido diseñado de tal firma que evitará que lo fallen los grandes bancos implicados en el negocio de los depósitos. Sin embargo, al adoptar este acercamiento, el BCE gana tiempo para limpiar lentamente el sector financiero en la eurozona”.

En la entidad también distinguen otro riesgo. El hecho es que, en sus palabras, “la consolidación del sector bancario, que se necesita tan desesperadamente, la están echando a patadas. Los bancos son incapaces de mantener su responsabilidad como intermediarios financieros debido a que sus inadecuadas reservas de capital sólo se disolverán lentamente como resultado”. Los expertos de Deutsche AWM afirman que esto “son malas noticias para las pequeñas y medianas empresas que necesitan urgentemente un acceso mejor al crédito”. 

Pese a estas objeciones, desde la entidad alemana consideran que “el SSM y el SRM son cambios bienvenidos”. Para ellos, las razones son lógicas: “Estos pasos reducirán la dependencia de los bancos del rating soberano de sus países”. Por otra parte, los expertos constatan que el BCE es consciente de que la unión bancaria no va a eliminar la fragmentación del mercado financiero de la eurozona por completo, y creen que por ello se han lanzado los nuevos LTROs condicionados (TLTRO): “A través de la inyección condicionada de liquidez, el BCE está tratando de aliviar el credit crunch comercial y reducir las diferencias de los tipos de financiación para las pequeñas y medianas empresas”, concluyen.