Cinco temas clave para entender las necesidades y el comportamiento de los fondos soberanos

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Sr. Samolo, Flickr, Creative Commons

Tras cuatro años de estabilidad, los precios del petróleo sufrieron un fuerte desplome en la segunda mitad de 2014 que tuvo importantes repercusiones para los inversores de todo el mundo. Uno de los grupos más afectados fue, sin duda, el de los fondos soberanos, muchos de los cuales dependen de las rentas derivadas del petróleo para su financiación. Sin embargo, ni todos los fondos soberanos se vieron igualmente afectados por las caídas de precios, ni se trata del único tema relevante para estos inversores.

En la tercera edición del informe Invesco Global Sovereign Asset Management Study 2015, que analiza los factores que determinan las decisiones y las estrategias de inversión de 59 fondos soberanos, fondos de pensiones gubernamentales y bancos centrales de todo el mundo, Invesco Asset Management identifica cinco temas clave para entender las necesidades y el comportamiento de un tipo de inversor institucional que presenta objetivos y retos diferenciados.

1. El impacto del precio del petróleo

Obviamente, la caída del precio del petróleo y su posterior estabilización en niveles muy inferiores a los de los últimos cuatro años es uno de los temas más importantes a los que se enfrentan los fondos soberanos. Pero el impacto de las caídas varía considerablemente según la región y el perfil de inversor soberano (Invesco clasifica a los fondos soberanos en cuatro perfiles, dependiendo de cual sea su objetivo principal: inversión, gestión del pasivo, liquidez o desarrollo).

“Aunque, en teoría, todos los perfiles podrían ver su financiación reducida –a consecuencia de los menores precios del petróleo– en la práctica los más afectados son los fondos soberanos cuyo objetivo principal es la generación de rentabilidad (inversión)”, apunta el informe, una afirmación que se ve respaldada por el hecho de que la financiación de este tipo de fondo soberano está más vinculada a las materias primas (normalmente, petróleo) y que más del 70% de estos fondos esperan ver reducida su financiación en 2015, frente al 22%, el 17% y el 6%, respectivamente, entre los de perfil desarrollo, liquidez y pasivo.

El informe también pone de manifiesto importantes diferencias regionales. “Aunque los fondos soberanos que se financian con las rentas del petróleo suelen asociarse a los mercados emergentes, sobre todo Oriente Próximo, nuestro estudio revela que la región más afectada desde el punto de vista de la financiación ha sido Norteamérica”, donde los estados se enfrentan al doble reto del menor precio del petróleo y el incremento del gasto social asociado a la jubilación de los baby boomers. De hecho, mientras que el 42% de los fondos que dependen del petróleo creen que su financiación se verá reducida en 2015, la cifra aumenta hasta el 80% en el caso de los fondos de Estados Unidos y Canadá.

2. Las implicaciones de la inversión en infraestructuras

Las inversiones alternativas –principalmente, en infraestructuras e inmuebles– continúan siendo uno de los principales objetivos de asignación de activos de los fondos soberanos por las ventajas que ofrecen en términos de diversificación y rentabilidad ajustada al riesgo. También aquí los expertos de Invesco detectan diferencias regionales ya que, mientras que la inversión en infraestructuras tiene un peso especialmente relevante en los mercados emergentes (17%), los mercados desarrollados concentran el 73% de las inversiones en real estate.

Dos son los aspectos que añaden atractivo a la inversión en infraestructuras de mercados emergentes. Por un lado, resulta más segura que otras clases de activos de mercados emergentes, ya que “ofrece un menor riesgo político y regulatorio porque estas inversiones suelen contar con el apoyo de los gobiernos locales”. Por otro, las dinámicas de la oferta resultan más atractivas: un estudio elaborado por McKinsey cifra las necesidades mundiales de inversión en infraestructura en 57 billones de dólares entre 2013 y 2030, de los que gran parte se destinarán a países emergentes.

3. La evolución de las estrategias de gestión de activos

Invesco señala que, con respecto a las primeras dos ediciones del estudio, los fondos soberanos muestran mucha más confianza en sus estrategias de inversión y en su capacidad para gestionar el riesgo, dos de los principales retos identificados por estos inversores. Por eso, este año el foco ha pasado a las estrategias de gestión de activos. A lo largo de la última década, los fondos soberanos se han centrado en desarrollar sus capacidades internas de gestión de activos con el objetivo de reducir costes, ganarse una reputación como expertos en asset management, tener un mayor control sobre la gestión de riesgos, desarrollar estrategias de gestión pasiva personalizadas o competir con gestoras externas.

Sin embargo, los equipos internos se enfrentan a retos importantes como la incapacidad para generar alfa, el desarrollo de capacidades en inversiones alternativas o la ambición de atraer activos de terceros. Los fondos soberanos también reconocen dificultades para contratar a las personas adecuadas: resulta más fácil seleccionar a un director de inversiones que a un gestor de la clase de activo o del fondo subyacente.

En este sentido, los fondos más grandes y maduros son los que se muestran más abiertos a externalizar la parte de gestión activa, aunque Invesco cuestiona que este cambio se acabe produciendo, ya que “existen fuertes factores estratégicos a favor de la internacionalización y resulta más fácil desarrollar una nueva capacidad interna que desmontar las estructuras internas y otorgar más mandatos externos”.

4. El reto de la gestión de divisas

Dado el tamaño de las carteras de los fondos soberanos, las fluctuaciones en las divisas pueden tener un impacto significativo en las rentabilidades y generar pérdidas importantes. Sin embargo, no todos los fondos soberanos se enfrentan al riesgo de divisa: algunos invierten únicamente en su moneda local. De los que sí mantienen inversiones en divisas diferentes, el informe destaca que un 43% de los fondos analizados no aplican coberturas (frente al 21% que sí lo hace) ni gestionan activamente sus exposiciones (frente al 36% que sí lo hace).

Entre los factores que influyen en las actitudes de los fondos soberanos con respecto a la gestión del riesgo de divisa, Invesco identifica la clase de activo –los encuestados se muestran más dispuestos a cubrir sus inversiones en renta fija que en renta variable o en alternativos–, las perspectivas sobre el movimiento de ciertos pares de divisas, el tamaño del fondo –solo el 7% de los fondos soberanos con menos de 10.000 millones de dólares en activos gestionan activamente sus exposiciones frente al 27% de los fondos con un patrimonio superior a los 100.000 millones–, el horizonte de inversión –cuanto más corto, más propensión a cubrirse– o la moneda de cuenta –los inversores en dólares muestran menos tendencia a cubrir su exposición a otras divisas.

5. Los bancos centrales y sus carteras de inversión

Por lo general, Invesco considera a los bancos centrales como inversores centrados en la liquidez porque su principal objetivo es mantener el valor de la divisa nacional en momentos de incertidumbre. Sin embargo, diversos bancos centrales mantienen objetivos de rentabilidad para sus inversiones, algo común cuando estas instituciones acumulan más reservas de las necesarias para mantener la estabilidad de su divisa.

Según datos del FMI, los bancos centrales prácticamente duplicaron sus reservas (de menos de dos billones de dólares a casi cuatro billones) entre 2005 y 2013, lo que se ha traducido en una mayor demanda de exposición a activos de riesgo y un creciente interés por externalizar esta parte de la cartera a gestoras de activos.