China, una desaceleración más allá del ambiente externo

Parte de las presiones chinas se pueden deber a la política monetaria aplicada el año anterior. El fuerte incremento en los niveles de encaje bancario (RRR) y dos incrementos en la tasa de interés, redujeron los fondos disponibles para el crédito empresarial, especialmente el destinado a las pequeñas y medianas empresas. De hecho, la restricción de liquidez era tan evidente, que la tasa repo en el mercado interbancario llegó a cotizar los últimos dos días del mes de junio a niveles cercanos al 14% en algunas operaciones puntuales. De hecho, los que estábamos sentados en inversiones en Beijing, pudimos aprovechar unos largos días de repos al 7%, que es muy alta si se compara con el spread entre la tasa del PBoC al 3,5% y los bonos gubernamentales al 4% (spread de 0,5%, que muestra que estas variables son muy bajas en China).

Por otra parte, esta restricción de liquidez llevó a que muchas empresas quedaran sin recursos frescos para su operación, pues el crédito era escaso. Se sabía que muchas empresas recurrieron al crédito paralelo con el fin de solventar sus necesidades, con tasas que muchas veces alcanzaban el 30%, frente a un crédito bancario por debajo del 10%. Esta diferencia pudo haber creado muchas presiones corporativas, las cuales se han venido solucionando con recortes de gastos, incluyendo procesos productivos. En general, el sector de la pequeña manufactura produce para el mercado interno, y el ajuste se tiene que dar por reducir la planta de personal (aunque en China eliminar puestos de trabajo es complicadísimo) o reducir costos de cualquier manera.

Si el panorama anterior se une con la caída en los niveles de confianza de la población local, la cual encuentra pesimismo en la situación laboral y salarial futura, según las últimas encuestas conocidas sobre estos temas, se encontraría que sí existe espacio para pensar que empresas que trataron de aguantar el año pasado con recursos de financiación muy altos, este año se encontraron con una situación difícil que han tenido que corregir con ajustes drásticos.

Es muy difícil saber con estadísticas confiables la tasa de quiebras corporativas en China, pero muchas empresas deben estar pasando angustias monetarias en la actualidad. El segundo trimestre se cumplió un año del estrés crediticio en su máximo nivel, por lo que no es ilógico pensar que la desaceleración que viene experimentando la manufactura de China se deba a algo más que la crisis internacional.