China, principal causa (pero no la única) del efecto dominó en los mercados

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BriYYZ, Flickr, Creative Commons

"Siempre hay un gran número de factores que tienen lugar en la economía mundial en cualquier momento y en los cuales los inversores pueden decidir poner su atención. Con frecuencia, cuando los inversores tienen un sentimiento negativo, se centran en aquellos factores que refuercen esa postura, y viceversa. Gran parte de la complejidad de los mercados se puede resumir en una única temática, lo que permite que esos repentinos cambios en el sentimiento de los inversores se intensifiquen”, explica Maria Municchi, especialista de inversiones adjunta del equipo de Multiactivos de M&G Investments. En el caso del espectacular desplome que vivieron ayer activos de todo tipo a lo largo de todo el globo, la experta indica que “parece que la crisis china se ha magnificado en las últimas semanas. Esto significa que, aunque no podamos decir que los acontecimientos en China son sólo ruido, recientemente ha habido mucho alboroto sobre este tema, lo que se ha reflejado en titulares que se centran en cosas insignificantes, como la caída de los índices hasta ciertos niveles”. 

Más categórico se muestra Luca Paolini, director de estrategia de Pictet AM: “La economía china se está mostrando más débil de lo que pensábamos, generando preocupaciones, en un momento de datos económicos mediocres en EE.UU. y Europa.  A ello se añade que la Reserva Federal sigue camino de subir tipos de interés este año, en septiembre u octubre.  De ahí que los inversores se muestres más cautos y nerviosos. Así que es difícil seguir demasiado optimista en renta variable, que hemos reducido las últimas semanas”.

El experto comenta sobre la parte de renta fija que, aunque la expectativa de subida de tipos sea negativa, “los inversores, ante señales de mayor debilidad del crecimiento global, han estado comprando activos defensivos, entre los que se encuentra la deuda soberana de EE.UU.”, lo que explica el último rally de los Treasuries. Sin embargo, el equipo de Pictet no espera grandes caídas de las rentabilidades a vencimiento de la deuda soberana desde niveles actuales: “Hay que tener en cuenta que para que se llegue a recesión global es necesario que el crecimiento del PIB en China baje hasta niveles del 2 al 3%, lo que no es previsible. Además la situación no es tan mala como en 2007, dado que en conjunto hay soporte de políticas monetarias. El riesgo de recesión global, aunque ha aumentado, es bajo”, concluye Paolini.

Espere más acciones monetarias en China

“El caso es que la economía china precisa más estímulos y la cuestión es cómo conseguirlo”, reflexiona el estratega. Sin ir más lejos, ayer revelaba el diario Wall Street Journal que el Banco Popular de China (BPCh) está planeando inundar de liquidez su sistema bancario a partir del mes que viene, primordialmente a través de recortes en el ratio de reserva. Previamente, había permitido que el yuan se devaluase durante tres sesiones consecutivas hace dos semanas, y con anterioridad había efectuado recortes en los tipos de interés. “De hecho hemos visto aumento de la liquidez, que sigue mejorando, aunque obviamente no ha funcionado. Ahora intenta la depreciación de su moneda, lo que no ha sido suficiente”, señala Paolini. El punto de vista de Pictet es que “las autoridades de China no pueden hacer mucho más si quieren evitar problemas a sus empresas con elevados balances en dólares, de manera que es previsible que permitan mayor devaluación del yuan, aunque no mucho”.

“Creemos que el BPCh tiene una serie de herramientas poderosas a su disposición para combatir una ralentización del crecimiento”, afirma por su parte el equipo de inversiones multiactivo de UBS Global AM. Entre dichas herramientas mencionan “el gasto en infraestructuras a gran escala y más recortes en los tipos de interés y el ratio de reservas”. En cambio, descartan que la depreciación de la divisa figure en esa caja de herramientas a pesar de la reciente devaluación del yuan. “Más bien vemos esos progresos como parte de la internacionalización del yuan y como una señalización de un giro claro de las políticas cambiarias de las autoridades anteriores”, matizan. 

El equipo puntualiza que “aunque la decisión de China de liberalizar más su régimen cambiario y los decepcionantes datos macro han sido vistos como drivers clave, creemos que una serie más amplia de factores han estado detrás del brusco movimiento en los precios de los activos”. Entre dichos factores enumeran los siguientes: “Liquidez restringida en condiciones de negociación en verano (cuando suelen caer los volúmenes); posiciones concentradas en unas pocas estrategias abarrotadas; recogida de beneficios tras el fuerte comportamiento de las bolsas”. A esto añaden que Grecia ha vuelto a aparecer en escena y al tan cacareado momento en que la Fed empiece a subir los tipos de interés. 

“Aunque el sentimiento inversor ha virado a peor, y aunque muchas clases de activo han sufrido pérdidas lo suficientemente considerables como para ser vistas como correcciones, los fundamentales del crecimiento económico global siguen en general intactos”, tranquilizan no obstante los expertos. Éstos resaltan que la zona euro sigue mostrando signos de expansión, mientras que EE.UU. sigue sacando músculo gracias a la recuperación del mercado laboral e inmobiliario. Además, el mundo desarrollado sigue dominado por políticas monetarias laxas. 

Los expertos de T. Rowe Price coinciden en que la fuente de miedo en torno a China parte de que la devaluación controlada de hace dos semanas “refleje una ralentización más abrupta del crecimiento económico del país de la admitida previamente”, unos miedos que se agravaron el pasado viernes con la publicación de la actividad industrial china, que se situó a su nivel más lento desde la crisis de 2008- 2009. Desde la gestora también señalan la contribución al fuerte sentimiento negativo de las ventas de otras divisas emergentes, como por ejemplo el desplome del 25% del tenge, la moneda oficial de Kazajistán. 

Eric Moffet, gestor de renta variable de la firma con sede en Hong Kong, ha comentado con respecto al yuan que su devaluación “sólo ha sido modesta en relación con el dólar y a la par con otras divisas asiáticas, en el sentido de que no ha ganado mucho camino para mejorar la competitividad”. El gestor cree que es improbable que el gigante asiático vaya a embarcarse en una guerra de divisas, “pues sus líderes saben que no se puede ganar”. 

“No hay razón para el pánico”

Jean-Sylvain Perrig, director de inversiones de UBP, afirma que "una caída del 4% del yuan no está en sí misma afectando materialmente a la economía mundial". En su opinión, "la explicación para las grandes oscilaciones de los mercados financieros probablemente será encontrada en la retirada de posiciones apalancadas en todo el mundo, particularmente en China". A esto añade que "los bajos niveles de liquidez están exacerbando las ventas indiscriminadas", conduciendo a los mercados a un crash. Sobre los daños colaterales de la devaluación del yuan, Perrig destaca que a pesar de las ventas de otras divisas del sureste asiático, y el impacto sobre exportadores asiáticos y compañías europeas, en cambio "el efecto sobre EE.UU. y Reino Unido debería seguir siendo limitado". 

“El mercado alcista de los países desarrollados todavía tiene el beneficio de la duda, al seguir en escena una tendencia positiva. La temporada de resultados fue satisfactoria, dado que el crecimiento global ha sido peor de lo esperado”, matiza el experto por otra parte. En cambio, muestra su preocupación por “los activos emergentes en general y la deuda emergente en particular, al comportarse los precios bastante bien a pesar del colapso de las divisas emergentes, que indudablemente pesará sobre la rentabilidad de las empresas emergentes”. “No nos sorprendería ver un ensanchamiento significativo de los diferenciales desde niveles actuales”, concluye.