China, materias primas, divisas, Fed… repaso a todos los factores que han movido a los mercados en las últimas cuatro semanas

Gafas
Unadekalamares, Flickr, Creative Commons

Los veranos desde el comienzo de la crisis financiera no han sido tranquilos: ahí están para demostrarlo la quiebra de Lehman Brothers, la pérdida del rating triple A de EE.UU. o el “whatever it takes” de Mario Draghi. Este verano son varios los focos de preocupación y todos están ligados entre sí: la política de la Reserva Federal, el desplome de las bolsas chinas y la evolución de las materias primas y de las divisas figuran entre los principales puntos de incertidumbre. 

“Es bastante evidente, si caen las materias primas, que guarden relación con caídas de monedas como el dólar australiano o el canadiense o con el rublo, puesto que una parte importante de los ingresos de estos países procede de la venta de commodities. Por tanto, la pregunta es por qué caen las materias primas”, indica Sasha Evers, director general para Iberia de BNY Mellon IM.  En el caso del petróleo, explica que los recientes retrocesos en el precio del barril “no se tratan tanto por la caída de la demanda como por un exceso en el suministro debido al desarrollo de la industria del shale gas en EE.UU., al potencial acuerdo con Irán y a que los países de la OPEP no han reducido su ritmo de producción”. No obstante, añade, “la caída de las materias primas muchas veces señala también un problema futuro del crecimiento global, como sucedió por ejemplo en 2008. La clave está en distinguir los movimientos guiados por el momento de mercado de los causados por la evolución del suministro”. 

En este contexto, China juega un papel esencial, porque ha reducido su demanda de materias primas y porque es un importante contribuidor al crecimiento mundial. “Hemos visto que China ha tenido que intervenir sus bolsas, pero la preocupación viene sobre todo por el crédito”, comenta Evers. Los últimos acontecimientos han llevado a los expertos de BNY Mellon IM a reducir sus expectativas de crecimiento chino para 2016 a un rango entre el 6% y el 6,5%, aunque el experto matiza que “la calidad de este crecimiento es superior, gracias a la mayor contribución de la demanda interna”. “El riesgo de China es la burbuja crediticia, pero no creemos que sea masiva porque el país tiene recursos para combatirla, sus reservas de divisas son inmensas”, concluye sobre este punto.

Otro factor clave para entender el comportamiento de materias primas, divisas y países emergentes es la próxima subida de los tipos de interés en EE.UU., aunque Evers recuerda que “hace años que está en precio”. La cercanía de este acontecimiento, junto con la fortaleza del dólar (que guarda una correlación negativa con las materias primas) son dos factores que afectan especialmente a los países emergentes: “Muchos han pedido prestado en dólares, si suben los tipos tendrán que pagar más”, resume Evers. 

¿Qué hacer en este entorno? Partiendo de que BNY Mellon IM sigue un modelo multi-boutique (que implica que distintos expertos pueden tener visiones contrapuestas), Evers indica que la recomendación generalizada dentro del grupo es no comprar todavía ni divisas ni materias primas, sino esperar a que se materialice la subida de los tipos de interés en EE.UU. porque “se verá la magnitud del impacto con la propia subida”. Dicho esto, el responsable indica que sí están viendo oportunidades en divisas emergentes y duración– por ejemplo, les gusta el peso mexicano- pero de forma muy selectiva. 

Bruno Crastes, consejero delegado de H2O Asset Management (parte de Natixis Global AM) comenta que las recientes caídas de las acciones chinas “son una nueva fuente de riesgo regional agudo”. En su opinión, las autoridades chinas lo vieron definitivamente de esa forma al considerar su “torpe respuesta a lo que podría haber sido considerado desde el exterior una sana corrección para un mercado burbujeante”. Crastes añade que “a diferencia del maduro drama griego, no es probable que esta nueva incertidumbre procedente de China se disuelva pronto”. 

La normalización de la Fed, “el elefante en la habitación”

El experto coincide con Evers en que “las políticas griegas y las acciones chinas han sido diversiones de corto plazo para el gigante desafío planteado por la política monetaria de EE.UU.”. Para él, la normalización de la Fed, “es el gran elefante en la habitación”. La visión del consejero delegado, teniendo en cuenta el ritmo de crecimiento del país y que la tasa de desempleo se sitúa en línea con las previsiones de la Fed para diciembre de 2015 (5,2%- 5,3%) y diciembre de 2016 (4,9%- 5,1%), es que lo más probable es que el FOMC no vaya a cambiar de opinión sobre el endurecimiento de la política monetaria “a no ser que algo dramático golpee pronto a la economía estadounidense”. 

Sin embargo, el experto cree que “los inversores han descartado la posibilidad de que el FOMC actúe en septiembre, posponiendo la primera subida para diciembre de 2015 o incluso marzo de 2016”. Estas expectativas están subestimando “la disposición del propio FOMC de empezar a normalizar este año”, y que además “son extrañas en relación con algunos problemas técnicos del mercado que vuelven a diciembre una fecha improbable para la primera subida”. Crastes declara que el 17 de septiembre de 2015 “es la fecha más probable para el despegue de la Fed, un escenario que sorprendería al mercado si sigue como hoy”. 

Ganadores y perdedores

Desde ETF Securities, en colaboración con Roubini Global Economics, hablan también de lo que denominan “interesante divergencia entre las valoraciones del mercado y el consenso económico”, en referencia a que el mercado está poniendo en precio una subida en noviembre y los economistas la esperan para el mes que viene. La visión de ambas firmas es que, a medida que se ponga en precio la subida en septiembre, se beneficiará el “billete verde”, y que una subida de tipos este año impulsará los diferenciales entre EE.UU. y sus principales socios comerciales, por lo que probablemente el dólar “pruebe los máximos vistos al principio de este año”. 

Los analistas subrayan que el mercado de opciones ya está poniendo en precio la fuerza del dólar contra todas las divisas del G-10 salvo el yen. Se espera que las monedas con peor comportamiento (tanto frente al dólar como frente al euro y la libra) sean las vinculadas a las materias primas, principalmente el dólar canadiense, el aussie dólar y el kiwi dólar y, en menor medida, la corona noruega. 

“Creemos que los mercados emergentes seguirán bajo presión a medida que se acerquen las subidas de la Fed”, indican por parte. En este contexto, señalan como a las divisas más resistentes a estos movimientos al yuan chino, el won coreano y el shekel israelí. Adicionalmente, señalan que si el petróleo hiciera suelo podrían beneficiarse el peso mexicano y el rublo ruso. Paralelamente, en el territorio de la renta fija vaticinan que los diferenciales de la deuda emergente en divisa fuerte se ensancharán ligeramente, pero que una subida lenta de tipos por parte de la Fed evitará una corrección abrupta.