Bolsa europea: las buenas y las malas noticias de cara a 2015

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Foto cedida

“Los mercados de renta variable europea no han logrado estar a la altura de las expectativas en 2014. Ahora, debemos discernir si se trata de un caso de aplazamiento o, lo que resultaría más preocupante, de un creciente temor a que Europa sufra inevitablemente una nueva crisis. La respuesta no es sencilla. Pero, basándonos exclusivamente en los datos económicos, creo que el crecimiento empezará a repuntar en 2015. Ésta es la buena noticia”, asegura Tim Stevenson,  director de renta variable europea y gestor del Henderson Horizon Pan European Equity. La mala noticia, según el experto, es que el crecimiento será bajo. “Las empresas europeas siguen mostrándose claramente reticentes a invertir y, cuando lo hacen, el mercado duda de si ese dinero se está invirtiendo de forma inteligente o no. En épocas de bajo crecimiento e inflación reducida, el resultado normal en este momento es que se den rentabilidades más bajas”.

No obstante, Stevenson considera que el mercado se ha acostumbrado a esperar rentabilidades rápidas y la paciencia nunca había mostrado niveles tan bajos. “Es por ello que la necesidad de un programa de relajación cuantitativa es tan evidente, ya que, aparentemente, esta solución ha demostrado su capacidad para transformar las economías británica y estadounidense. Ahora queda por ver si el BCE adopta finalmente su propia versión de relajación cuantitativa. Dada la trayectoria de la institución y las declaraciones de Mario Draghi es muy probable que se apliquen más medidas. Esto podría suponer un aliciente para no abandonar la esperanza para la renta variable europea. En general, las valoraciones parecen relativamente interesantes. Sin embargo, esto podría llevarnos a pensar que el resto de valoraciones son caras, dado que, basándonos en el PER, la propia Europa nos parece cara ahora en comparación con su trayectoria”.

La mejora de algunos factores importantes en los mercados europeos también podría constituir un apoyo para la región. Uno de estos factores es la caída del precio del petróleo, que automáticamente aumenta el poder adquisitivo de la mayoría de los consumidores, al mismo tiempo que facilita la reducción de los costes energéticos —tremendamente altos— de Europa para la industria. Otro es el aumento de la oferta monetaria que, en general, es un buen indicador del crecimiento del PIB. Pero, según Stevenson, tal vez uno de los factores más importantes sea la depreciación del euro que, con el tipo de cambio actual de 1,24 dólares, se encuentra en niveles considerablemente más bajos que el tipo medio observado en la primera mitad de 2014 (1,37 dólares). “Esto implica que, en base exclusivamente al efecto cambiario, las empresas europeas con exposición internacional gozarán de una posición más ventajosa el año que viene”.

Con todo esto, el gestor explica que en el equipo de Henderson Global Investors siguen pensando que los inversores obtendrán su recompensa por mantener títulos de alta calidad a largo plazo. “Estamos prácticamente convencidos de que la rentabilidad en 2015 dependerá mucho más de la selección de activos que del posicionamiento por sectores. Un buen modelo de negocio puede ayudar a superar obstáculos considerables. Los inversores también pueden percibir ingresos por esperar, ya que las empresas que cuentan con una gran capacidad de generación de caja gozan de fuentes de ingresos diversificadas a escala mundial que ofrecen unas rentabilidades por dividendo potencialmente atractivas”.

“Creo que los mercados europeos podrán lograr a duras penas un 10% de rentabilidad total en 2015, a pesar de la aplicación de políticas poco adecuadas (Grecia, Reino Unido, Francia, España, Alemania, Suecia y muchos otros países). Si bien las medidas aplicadas pueden variar, la trayectoria es coherente en todo el universo desarrollado. El endeudamiento está en niveles altos y el crecimiento es demasiado bajo como para permitir cualquier divergencia en términos de políticas de la tendencia central. Las alternativas podrían ser demasiado radicales e incluso demasiado difíciles de aceptar por parte del público, los compradores de deuda pública”. A Stevenson le inquieta más el crecimiento económico, ya que hay muy poca demanda real, e incluso una iniciativa positiva, como el plan de inversión de 300.000 millones de euros presentado por Jean Claude Juncker se considera irrelevante.

“Parece que el crecimiento económico general se mantendrá bajo en Europa, pero que aun así mejorará.  Creo que esto podría permitir que la renta variable logre un ligero avance. Además, la rentabilidad de los bonos está especialmente baja (algo superior al 0,6% en los bonos alemanes a diez años en el momento de redacción) en comparación con la rentabilidad estimada de la renta variable, del 3,4%. El BCE también parece estar preparado para aplicar más medidas si fuera necesario. En mi opinión, en 2014 se ha dado un caso de aplazamiento más que de cancelación. Pero, si el aplazamiento se mantiene durante demasiado tiempo, existe el riesgo de que los inversores rechacen Europa”, concluye el experto.