"Cuando los tipos de interés no pueden reducirse considerablemente o los diferenciales de riesgo comprimirse de forma significativa, el momento empieza a cambiar, no necesariamente de manera repentina, pero sí de una forma más gradual", dice Gross. Así, explica cómo los rendimientos se mueven ligeramente al alza y los diferenciales se estabilizan o se ensanchan ligeramente.
Por eso, en un escenario de reflación como el actual, a menos que los inversores se conformen con un retorno real negativo del 2% ó 3% que ofrece la deuda pública estadounidense, considera que lo que hay que hacer es invertir en riesgo de alguna forma.
Por eso, Gross apuesta por los bonos ligados a la inflación, de la alta calidad y con baja duración, así como por valores que paguen dividendos con una preferencia por los mercados emergentes y los productos de materias primas sensibles a la inflación y con una oferta limitada.