Amundi: “El BCE tendrá que decidir al final de año si ha de alargar la duración del QE o comprar más bonos al mes”

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Foto cedida

¿Es todavía un buen momento para invertir en crédito europeo? Para encontrar la respuesta a esta interrogación Hervé Boiral, director de crédito europeo de Amundi, analiza los dos componentes de rentabilidad que ofrece habitualmente un bono: la rentabilidad y el diferencial. 

En el caso del primero, medido por la prima frente al bund alemán, el experto es consciente de que “lo mejor ha quedado atrás”, aunque aclara que ahora los tipos no están tan bajos como hace unos meses, lo que ha permitido que los diferenciales se ensanchen un poco. Su visión es constructiva, pues cuenta con el apoyo del banco central: “Los tipos están muy comprimidos, pero el BCE va a seguir con su política de tipos cero al menos tres o cuatro años, algunos incluso creen que lanzará un QE2”. Boiral detalla con más profundidad su visión sobre el programa de estímulo impulsado por Mario Draghi: “El QE es periférico. Los países periféricos han sido los grandes beneficiados, la rentabilidad de los bonos italianos y españoles está más comprimida. No obstante, su efecto no ha sido tan obvio sobre la economía real, habrá que esperar años a que la inflación alcance el 2%”. 

Ante este entorno, y teniendo en cuenta que la Reserva Federal ha optado por retrasar la subida de los tipos de interés en EE.UU., Boiral tiene claro que “el BCE tendrá que decidir al final de año si ha de alargar la duración del QE o comprar más bonos al mes” (actualmente está comprando 60.000 millones de euros al mes). Su tesis es que la autoridad monetaria “puede seguir comprando más allá de 2016”, aunque también cree que hay algunas alternativas. Pone como ejemplo el caso de Italia: “Es un país que no tiene agencias gubernamentales. Como el BCE tiene que comprar deuda soberana o de agencias, puede decidir comprar bonos de compañías que estén muy vinculadas al gobierno. Sería comprar deuda corporativa, pero oficialmente estaría comprando deuda vinculada al gobierno”. 

No obstante, para el experto la oportunidad que brinda actualmente esta clase de activo no está en la prima, sino en el diferencial. La cifra en una rentabilidad adicional de entre el 1% y el 1,5% para la deuda corporativa con grado de inversión, de materializarse un crecimiento económico de entre el 1% y el 2% en el PIB de la zona euro. “Tenemos confianza en que continúe la compresión de diferenciales, el crecimiento en Europa va a ser de al menos el 1% y las compañías europeas presentan balances fuertes”, indica. 

El representante de Amundi detalla tres riesgos en el entorno actual. Por un lado, apunta hacia el repunte de la volatilidad: “El mercado está respondiendo menos a los fundamentales y más a los factores técnicos. Hay menos arbitraje y menos market makers, lo que implica el repunte de la volatilidad. Los precios no reflejan adecuadamente los fundamentales. Por otro lado, señala al riesgo geopolítico, y de hecho encomienda a los inversores a prestar especial atención a los próximos comicios electorales en España y Francia. El tercer riesgo viene del lado comparativo: “El crédito puede ofrecer una rentabilidad de entre el 1% y el 2%, frente al entre el 10% y el 20% que podría ofrecer la renta variable. Todo va a depender de la visión del inversor, tiene que decir cuánta renta fija quiere tener en cartera y cuánto en renta variable”. 

Ventajas de Europa frente a EE.UU.

Por todos estos factores, el experto recomienda prestar atención a la gestión del riesgo. “Para los institucionales se va a volver más difícil mantener todas las inversiones en un mismo emisor, podrían intentar vender algo de deuda soberana y comprar crédito para conseguir más diversificación”. Considera que el crédito europeo es una alternativa mejor para un institucional del Viejo Continente que la deuda estadounidense: “La deuda americana parece menos cara, con rentabilidad más elevada, pero si inviertes en deuda estadounidense necesitas cubrir la divisa de entrada, lo que supone un coste adicional. Además, se supone que la Fed va a subir los tipos, sigue habiendo altas probabilidades de que lo haga en los próximos tres meses, lo que implica un repunte de los tipos de la deuda soberana, por lo que si inviertes en estos momentos en EE.UU. podrías sufrir pérdidas”. 

El experto recuerda que el ciclo de crédito se encuentra en distintos estadios en EE.UU. frente a Europa. Así, en el primer caso está más avanzado, se puede observar que las compañías vuelven a apalancarse y que utilizan el dinero de la financiación para recomprar acciones. Algunos sectores, principalmente el energético, presentan problemas de financiación, mientras que otros guardan vinculación con los países emergentes, puesto que en los últimos años muchas compañías chinas, mexicanas y brasileñas han acudido a financiarse a EE.UU. “La deuda corporativa con grado de inversión ofrece más rentabilidad, pero más volátil, más cíclica, más arriesgada”, sentencia Boiral. 

En cambio, observa que en Europa “el ciclo está atrasado, lo que implica que presentará más oportunidades de desarrollo en los próximos años y de forma estable. Existe una probabilidad alta de que pueda crecer entre un 1% y un 2% al año, frente a la rentabilidad cercana a cero del mercado monetario”. Esto le lleva a concluir que el crédito europeo “es una tesis de inversión interesante en términos relativos”. Afirma que “los periodos de crecimiento bajo son más favorables para la renta fija que para la variable, porque en renta variable se necesita crecimiento para poder sustentar los avances, mientras que la renta fija ofrece más cautela”. 

El equipo de crédito europeo de Amundi se está centrando en deuda corporativa de calidad con un horizonte de inversión entre cinco y siete años: “Si compras un bono a cinco años es una buena opción, porque el BCE continuará con sus políticas acomodaticias al menos otros tres o cuatro años. En cambio, si compras uno a quince años va a haber más incertidumbre sobre lo que pueda suceder”, resume Boiral.