Adiós, QE3, adiós

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Arca

Finalmente, el Comité de Operaciones de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés) anunció el fin de la tercera emisión del Quantitative Easing, el programa de inyección de liquidez al mercado estadounidense mediante la compra de treasuries y títulos hipotecarios.

Este es sin duda alguna ha sido el mayor experimento macroeconómico de los últimos treinta años, que si bien en el corto plazo estabilizó los mercados financieros e impulsó los precios de los activos de riesgos, fue poco lo que hizo por activar la inversión empresarial o por estimular el crédito a las pequeñas y medianas empresas.

Sin embargo, deberán pasar algunos años todavía para emitir una evaluación definitiva sobre el verdadero impacto de dicho programa, ya que entre otras cosas aún no sabemos cómo estas masas de dinero afectarán la inflación de los EE.UU. en el largo plazo, o las posibles distorsiones que el dinero barato en manos de las grandes corporaciones pudo haber causado al promoverse fusiones, adquisiciones y recompra de acciones que no siempre benefician a los accionistas minoritarios.

En todo caso el QE3 termina, y la Reserva Federal mantiene los lineamientos de política implantados por Ben Bernanke, y mantenidos hasta ahora por su sucesora Janet Yellen. El alza de las tasas de interés responderá a la evidencia cuantitativa que muestre que la economía estadounidense puede continuar creciendo sin “muletas”, y ese evento eventualmente sucederá en algún momento en la segunda mitad del 2015.

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