Abe gana las elecciones, ¿larga vida a las Abenomics?

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CSIS: Centre of Strategic & International Studies, Flickr, Creative Commons

Venía en todas las quinielas y se ha cumplido al milímetro: Shinzo Abe repite como Primer Ministro de Japón, y además con una aplastante mayoría. Es la segunda vez que el mandatario opta por adelantar las elecciones con la esperanza de reafirmar su liderazgo (ya lo hizo en 2014), y la segunda vez por tanto que le sale bien la jugada, a tenor de los resultados. Durante la jornada de ayer, que estuvo marcada por un tifón que impidió que muchos ciudadanos pudieran ejercer su derecho al voto, Abe y su Partido Liberal Demócrata (PLD) han renovado la mayoría de dos tercios de la Cámara Baja del Parlamento Nipón. Junto con su aliado, el partido budista Nuevo Komeito, el PLD ha obtenido 312 de los 465 escaños que componen la Cámara Baja, seguidos a mucha distancia por sus rivales el Partido Democrático Constitucional (PDC) y el Partido de la Esperanza (PE), que obtuvieron respectivamente 54 y 49 diputados.

Gracias a estos resultados, que renuevan el mandato de Abe hasta 2021 – y, por tanto, cumplen con la pretensión del mandatario de aguantar en el poder hasta los JJ.OO. de Tokio-, se consigue además un hito histórico: Shinzo Abe se convierte en el mandatario más longevo de Japón desde la II Guerra Mundial. Para un país que históricamente se ha caracterizado por la inestabilidad en este cargo – Japón ha tenido catorce primeros ministros desde 1990, ocho contando desde el 2000-, no está nada mal la marca.

No es el único hito en ciernes. Tal y como ha recogido ampliamente la prensa internacional, este resultado da a Abe la posibilidad de aplicar una política de línea dura ante Corea del Norte, al disponer de margen suficiente para poder modificar su constitución, de corte pacifista. A este respecto, desde Aberdeen Standard Investments el estratega Luke Bartholomew comenta: “Lo que es decepcionante es que Abe seguramente no esté interesado en empelar el capital político que ha obtenido con esta victoria electoral para reformar la economía. La denominada tercera flecha de Abenomics ha sido bastante decepcionante porque Abe ha elegido no asumir el dogma e intereses conferidos que frenan a la economía japonesa”. Según Barholomew, el Primer Ministro nipón probablemente aproveche su renovada posición de poder “para impulsar sus prioridades de reforma constitucional y de política exterior, especialmente dado el reciente envalentonamiento de Corea del Norte”. Dicho esto, concluye el estratega, “a los mercados les gustan los líderes sólidos con grandes mandatos, por lo que probablemente reciban de muy buen agrado el resultado”.

Consecuencias sobre los mercados

Junichi Inoue, responsable de renta variable japonesa para Janus Henderson, comenta que el resultado de las elecciones “han excedido a las expectativas”. La supermayoría obtenida por el PLD y su socio debería a ojos del experto “proporcionar algo de estabilidad a las políticas japonesas”. Inoue recuerda que Abe también es el presidente del PLD, cargo que termina en septiembre de 2018. Estos resultados “deberían reforzar su posición dentro del partido, y también dar como resultado una mayor oportunidad para la reelección”.

En términos de impacto de mercado, el responsable de renta variable japonesa opina que el resultado electoral es “muy positivo para las acciones japonesas”. Estima que su impacto inmediato consistirá en “una caída de la prima de riesgo sobre las políticas económicas, que aumentó por convertirse en la principal preocupación del mercado en verano”. En esta línea, Inoue cree que el mercado interpretará la victoria como la continuación de las Abenomics, y más concretamente “del acuerdo entre el gobierno y el Banco de Japón”, es decir, que probablemente la política monetaria del BoJ sigua siendo acomodaticia. “Esto es particularmente importante, pues implica un riesgo inferior de una apreciación no buscada del yen”, concluye el experto.

En conjunto, la perspectiva de Janus Henderson para Japón es positiva. Inoue afirma que “la economía ha entrado en una fase de crecimiento autónomo”, y que la renta variable nipona “finalmente está rompiendo al alza desde el sistema de rangos en el que ha cotizado durante casi dos décadas”. Se apoya en datos macro como el mínimo histórico de la tasa de desempleo, el incremento de las rentas de los hogares y del consumo, al hecho de que la producción industrial haya superado el máximo registrado antes de la Gran Crisis Financiera o, de manera importante, que las estadísticas del Ministerio de Economía muestren que los beneficios corporativos están en máximos históricos. “De aquí en adelante, con la mejora de los fundamentales y la visibilidad política, pensamos que el índice debería beneficiarse de una rotación hacia grandes capitalizadas con buen soporte por valoración”, concluye el experto.

También mantienen una visión positiva en BlackRock. La gestora ha manifestado en varias ocasiones su preferencia por las acciones japonesas gracias a la mejora del crecimiento nipón en un contexto de expansión sincronizada a nivel global, junto con unas valoraciones atractivas en términos relativos y el buen momento de crecimiento de beneficios. En particular, la firma prefiere aquellos sectores que han publicado ganancias sólidas, pero que van con retraso con respecto a la media del mercado (fabricantes de automóviles, inmobiliario y transportes).

La postura de sus analistas es que el resultado electoral será algo negativo para el yen y la deuda soberana nipona. Sobre la política monetaria, afirman ver “una probabilidad inferior al 50 – 50 de que el gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda, se mantenga para un segundo mandato después de que el suyo expire en 2018”. Los analistas puntualizan que, aunque no descartan algo de incertidumbre, cualquier posible sucesor “posiblemente mantenga una política acomodaticia similar, manteniendo el objetivo de rentabilidad del bono del banco central y las compras de activos si la inflación sigue por debajo del objetivo del 2%”.  

En cuanto a la política fiscal, en BlackRock creen que Abe seguirá adelante con su plan de implementar la subida al impuesto sobre las ventas, pero que “asignará los nuevos ingresos a la educación infantil y a pagar parte del abultado gasto de la seguridad social”. Además, especulan con que pueda “retrasar el objetivo gubernamental de conseguir un presupuesto equilibrado para 2020 o más tarde”, algo que según BlackRock “sería negativo para los bonos y podría motivar la rebaja de la calificación crediticia de Japón”.