20 dólares

Nuevo post del blog de María Folqué y Montserrat Formoso de Funds People.

Es curioso como pasado el efecto sorpresa, la política no convencional se termina pareciendo bastante a la de toda la vida. Aunque no hay que dejar de sorprenderse, claro que no. El escepticismo y la sana ironía no deben degenerar en nihilismo, eso sería muy triste. Por lo menos, en Estados Unidos la cosa se anima. Se están volviendo un poco griegos en su particular revisión de las sagas Karamanlis-Papandreu, pero a veces, en el escenario Clinton II-Bush III, va y a reaparece la sorpresa, porque da igual que ya lo hayas visto mil veces, el pelo de Donald Trump es siempre una sorpresa. Y su familia también, pero hoy no nos da tiempo de hablar de eso. El caso es que a Trump no le va demasiado mal en las encuestas, aunque es muy pronto y probablemente se aburra rápido. A pesar de todo ya le ha dado tiempo de ofender a chinos (“No digo que sean idiotas. A mi me gusta China. Acabo de vender un apartamento de 15 millones ¿por qué iban a disgustarme?”) y mejicanos (“Voy a hacer un muro en la frontera sur y va a ser barato. Haré que Méjico lo pague”). Otro político faltoso, aunque a él no le ha tocado borrar su twitter. Y si Donald llega, Alexander Hamilton se va. Hamilton, padre fundador de los Estados Unidos, autor de los papeles federalistas y primer secretario del Tesoro, murió en un duelo contra el vicepresidente Burr, así que ya ven, para que luego digan que vamos a peor. Hamilton es además el billete de diez dólares y eso es lo que va a cambiar, porque el Tesoro ha decidido poner a una mujer. Lo que no se sabe todavía es quien. Nosotras tenemos, claro, un par de ideas.

Nuestra favorita es por supuesto Janet Yellen. Sobrada de actitudes y aptitudes, destacamos ese temple para moverse en las aguas movedizas de los mercados, esa flexibilidad de sus comunicados que dejan abierta la puerta para lo que tenga que venir en materia macro. Y también por su paciencia y afán de progresividad. Así lo ha reflejado en el comunicado posterior a la reunión de la Fed de esta semana. Tendrán paciencia en el proceso de normalización de la política monetaria una vez que decidan arrancarse con la primera subida de tipos y dicho proceso será “gradual” (palabra más repetida). Y aunque ha restado importancia al momento en que se suban los tipos, las apuestas coinciden en que será en septiembre. La Fed ha mostrado un tono más optimista con la economía americana después de un flojo arranque en el primer trimestre. Alegría que llega de la mano de la creación de empleo, los aumentos salariales, el repunte en las ventas de vehículos y el consumo en general.

Mientras, en Bruselas seguía la carrera para presidir el Eurogrupo donde hemos mandado a De Guindos como representante español. Lo que parecía una victoria segura acordada por Merkel y Rajoy hace un tiempo, amenaza con correr la misma suerte que nuestras candidaturas de Eurovisión. Esta semana Rajoy ha conseguido que su candidato se mantenga en la contienda frente a frente con Dijsselbloem tras lograr que la votación se aplace para el 13 de julio. Ello servirá para intentar recabar más apoyo a costa de la delegación holandesa. Preguntaremos a Cayo Lara.

La bolsa de Atenas cayó esta semana a mínimos de tres años y el pesimismo sigue calando en los mercados europeos. El drama ha de resolverse antes del 30 de junio, ha dicho Lagarde, y “no habrá periodo de gracia”. ¿Y si no, qué? Pues nos encomendaremos a San Mario Draghi, ese señor se merecería ver su cara en los billetes de 500 euros. Esta semana el Tribunal Europeo ha respaldado al BCE y al programa de compra de deuda emprendido, dando carpetazo a la matraca de los alemanes en tanto que el programa no viola las leyes de la Unión Europea. Una sentencia que ha podido venir en un buen momento, al menos para dejar bien desatadas las manos de Draghi para comprar más deuda o hacer el pino puente si la cosa se pone más pone fea.

"Mi mujer me dejará si me rindo ante Bruselas", ha dicho Tsipras en The Times. Al final va a ser por lo de siempre, por una cosa de amor y pantalones.

Buena semana